El coronavirus ha transformado muchos aspectos sociales y el mundo de las sectas no ha sido ajeno a esos cambios. La pandemia ha diversificado la naturaleza de estos grupos y ha variado sus métodos de actuación y ha incrementado su número. Las estimaciones de los expertos apuntan a que en la Región de Murcia puede existir una veintena de grupos sectarios, el doble de los que se calculaban hace unos diez años, señala a La Opinión el psicólogo clínico y fundador de la Asociación Iberoamericana sobre Abuso Psicológico, Miguel Perlado. Este número se refiere a esas sectas que están del todo "establecidas", es decir, que se trata de grupos "que tienen conexión con otras comunidades o ramificaciones internacionales".

Son, apunta Perlado, "grupos con una estabilidad y que continúan funcionando desde hace tiempo", mientras que puede haber "otros centenares de grupos que muestran comportamientos sectarios o que dentro de su proceso de evolución pueden haber tenido determinados problemas de sectorización del proceso".

Y la pandemia ha sido un ‘caldo de cultivo’ perfecto para que hayan proliferado más grupos de este tipo. Este panorama hace todavía más difícil cuantificar el número de grupos debido al surgimiento de las sectas digitales que aparecen en Internet y que tienen un contacto online con las víctimas: "El primer trato viene por la pantalla y la pandemia lo ha facilitado más", apunta Perlado. Para los gurús ha sido más fácil engañar a sus víctimas aprovechando el aislamiento, la soledad y la angustia de estos dos años de miedo, incertidumbre y restricciones para evitar la proliferación del virus. Los líderes utilizan cada vez más las redes sociales para trasmitir sus mensajes. De hecho, las sectas se están cada vez más digitalizando y los contactos físicos entre sus miembros son mucho más esporádicos y alargados en el tiempo que años atrás.

Las sectas buscan cada vez más entornos naturales para realizar sus rituales. | EUROPA PRESS

Por su parte, Juantxo Domínguez, presidente la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (RedUNE), dice de forma tajante en declaraciones a La Opinión que las sectas "ya no tienen nada que ver con un ropaje o con alguna religión", por lo que "hay que romper ese esquema: son todos aquellos grupos que ejercen una coerción hacia una persona".

Domínguez también pone de manifiesto que en estos momentos "las variantes sectarias son tan amplias que la gente se puede quedar alucinada". Desde conspiraciones, a esoterismo, antivacunas, terraplanismo, pseudoterapias, reptilianos, apocalipsis "o hasta los que puede estar relacionados con la liberación económica o financiera, como las criptomonedas, inversiones piramidales, etc.".

Miguel Perlado también señala que puede haber casi un centenar de pequeños "grupúsculos" que van "apareciendo y desapareciendo" por la zona de la Región y que entre sus prácticas están "el satanismo, la deepweb, transformacion personal o el pseudocoaching"...

Para el experto, son "fenómenos en los que se han insertado mucho estos grupos" que también hacen terapias o sanaciones espirituales conducidas por supuestos guías: "Pueden darse grados importantes de abusos psicológicos".

El pastor abusador de San Pedro

En este sentido, Perlado recuerda que el pasado mes de febrero el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia que condenaba a un pastor evangélico de San Pedro del Pinatar como responsable de varios delitos de abuso sexual a menores de edad, que cometió prevaliéndose de su "ascendencia espiritual" sobre los feligreses.

El condenado se aprovechaba de la cercanía con los feligreses y "los menores de edad que acudían a su domicilio, así como de sus situaciones familiares y personales desestructuradas" para crear una conducta de confianza hacia su persona que facilitó la acción delictiva. La Audiencia le condenó a ocho años de cárcel y le prohibieron desempeñar determinadas actividades que pudieran ofrecerle o facilitarle la ocasión para cometer hechos delictivos de similar naturaleza por varios años.

Muchas de estas sectas se camuflan como oenegés o asociaciones legalmente constituidas que persiguen fines totalmente loables. Con la crisis sanitaria y económica, la guerra y los nuevos valores sociales el ‘gancho’ se basa ahora en la sanación espiritual, en la cura emocional a través de pseudoterapias, el crecimiento personal, el amor por la naturaleza, el pensamiento mágico, la conjunción con el universo, la vuelta al mundo rural y la salvación de los elegidos ante el inminente apocalipsis.

Todo ello instrumentalizado a través de los retiros en el campo, las prácticas en busca de la paz interior, las terapias de depuración, las técnicas de armonía con la naturaleza así como la reconstrucción de aldeas abandonadas para recuperar la vida ancestral. Momentos que el ‘maestro’ utiliza para adoctrinar a sus "discípulos" hasta conseguir su propósito que, en su grado máximo, es el sometimiento mental absoluto hasta alcanzar la obediencia ciega.

Con menos miembros

Las sectas tampoco son tan numerosas como lo eran antes. Es más difícil someter a muchas personas y ejercer un control férreo sobre sus movimientos y contactos con los ‘enemigos’ del exterior. Principalmente familiares, amigos y compañeros del trabajo.

Buscan enclaves recónditos y despoblados donde pasar más fácilmente inadvertidos. Por eso es cada vez más frecuente la práctica de asentarse en pueblos abandonados bajo el pretexto de reconstruirlos para habitarlos.

En este ámbito los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado solo pueden actuar cuando se han interpuesto denuncias o cuando se tiene conocimiento de que se están cometiendo actividades delictivas. Por ejemplo: reteniendo a personas en contra de su voluntad, amenazándolas, coaccionándolas, estafándolas, forzándolas sexualmente o incluso obligándolas a consumir drogas alucinógenas como la Ayahuasca, que suele ser ingerida durante el rito iniciático que marca la transición de un estado a otro en la vida.

Ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil disponen de unidades específicas que realicen un seguimiento estrecho de las sectas. Tampoco existe un registro legal de las mismas. De hecho, lo contrario contravendría el ordenamiento jurídico. También en este aspecto los líderes suelen bordear las leyes y demuestran un gran conocimiento de la normativa penal para no incurrir en la comisión de ningún delito.

"En otros países ya hay normas que protegen a la víctima de cualquier índole de abusos psicológicos. En el caso de España hay un artículo, pero si nadie ha hecho jurisprudencia no sirve para nada. Desde RedUNE trabajamos para que en las próximas Elecciones Generales la persuasión coercitiva esté tipificada dentro del Código Penal", apunta Juantxo Domínguez.

Además, las líneas son muy finas a la hora de poder demostrar el control coercitivo que una persona puede ejercer sobre otra. Solo en la legislación británica existe un tipo penal para juzgar estos casos, pero está restringido a relaciones de pareja.

"El gurú nos brindaba con la ‘sabiduría’ que solo él tenía"

"Nos brindaba con su ‘sabiduría’ y con el conocimiento que solo tenía él sobre las mujeres, artes marciales, fisionomía, astrología, bolsa y economía, terapias naturales o magia". Carlos (nombre ficticio) no quiere revelar su identidad por miedo a ser reconocido públicamente. Este murciano de 34 años ha formado parte de una secta durante más de diez años.

El gurú que lo persuadió contaba con un herbolario cedido una vez a la semana para realizar sus distintas sesiones hasta que varios miembros se fueron a vivir con él a la misma casa: "Todos trabajábamos y pagábamos los gastos, menos él, que hacía sus ‘cosas importantes’ en el ordenador".

Este murciano, que ha logrado salir de este círculo con el apoyo de sus seres queridos, relata a La Opinión que el gurú "se atrevió a decir que sabía magia, pero no nos enseñó porque nuestra mente se fracturaría al no estar preparados para presenciar ese poder". En doce años de convivencia, dice, "no vimos ninguna prueba fehaciente de que realmente supiese hacer algo de eso". Por último, admite que le han quedado "secuelas económicas": está en una lista de morosos porque el supuesto gurú le dijo que pidiese un préstamo para montar una empresa: "Es mucho dinero el que debo al banco y no puedo pagarlo de momento", lamenta.