¿Cómo ha evolucionado Repsol Cartagena en materia de transformación industrial en los últimos años?

La refinería de Repsol en Cartagena comenzó realmente su evolución hace una década, en 2012, con la puesta en marcha del proyecto C10 en el que se invirtieron 3.200 millones de euros, y que ha sido la mayor inversión industrial realizada en España. Gracias a ella, la refinería se dotó de unidades con tecnología de vanguardia, de mayor flexibilidad y eficiencia, lo que aseguraba en ese momento el futuro de toda la instalación. Desde entonces, hemos continuado desarrollando proyectos de transformación, como hemos hecho con la instalación de precalentadores de aire en los hornos de algunas unidades para mejorar la eficiencia energética. Otro ejemplo más reciente, ya con el objetivo de ser una compañía cero emisiones netas en 2050, es la planta de biocombustibles avanzados, la primera de España, que se pondrá en marcha el próximo año. Se trata de un proyecto que forma parte de nuestra hoja de ruta para transformar la refinería en un polo multienergético capaz de fabricar productos de baja, nula o incluso negativa huella de carbono.

¿Qué esfuerzos hay que llevar a cabo para convertirse en una compañía cero emisiones?

Alcanzar la neutralidad climática es una tarea de todos, desde las empresas hasta cada uno de nosotros como consumidores de energía. Todos debemos ser conscientes de que la transición energética es una necesidad urgente. Repsol fue la primera compañía de su sector en comprometerse a alcanzar las cero emisiones netas en 2050.

«Alcanzar la neutralidad climática es tarea de todos, desde las empresas hasta los consumidores de energía»

Ya está transformando la compañía e incrementando sus objetivos de generación renovable y, cómo no, también está evolucionando en el área industrial. Estamos convencidos de que la clave para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible es la neutralidad tecnológica. Hay que dejar que la investigación avance, ofrezca alternativas y que las administraciones públicas apoyen con una regulación clara, a largo plazo, las diferentes tecnologías que deben conformar el mix energético que garantice la competitividad económica y el bienestar social. Es necesario utilizar todas las opciones disponibles, como el hidrógeno renovable, el uso de residuos como materias primas para fabricar productos con baja huella, la eficiencia energética, las tecnologías de captura, uso y almacenamiento de CO2 y las soluciones naturales, como la aforestación y la reforestación.

¿Qué supone la nueva planta de biocombustibles avanzados que están construyendo?

Es un ejemplo de cómo en Repsol apostamos por la transformación industrial y en ofrecer soluciones para la descarbonización de la movilidad, especialmente para sectores difíciles de electrificar como el transporte marítimo, de larga distancia o el aeronáutico. Esta planta, la primera de este tipo de España, supone un hito importante, ya que el uso de los biocombustibles que vamos a producir supondrá un ahorro de 900.000 toneladas de CO2 al año. La particularidad de este proyecto es que para la fabricación de los combustibles sostenibles vamos a utilizar, entre otras materias primas, aceites usados, por lo que además de reducir las emisiones en nuestros desplazamientos, damos solución a la gestión de residuos. Este proyecto es importante tanto por su inversión, que asciende a 200 millones de euros, como por el impacto socio económico que tiene en Cartagena y la Región de Murcia, con la generación de unos 1.000 puestos de trabajo.

¿En qué consiste el proyecto SHYNE (Spanish Hydrogen Network), y qué papel juega Repsol en él?

En enero de este mismo año, Repsol presentó SHYNE, un gran consorcio multisectorial cuyo objetivo es promover la descarbonización de la economía a través del hidrógeno renovable. Participan 33 entidades (compañías públicas y privadas, centros tecnológicos y universidades) y, algo que es importante, es que están representados todos los eslabones de la cadena de valor del hidrógeno y muchos sectores. Desde compañías que producen hidrógeno, como el propio Repsol, compañías productoras de electricidad, ingenierías, empresas especializadas en sistemas de almacenamiento y distribución de gases, en el diseño de hidrogeneras y consumidores finales en distintos sectores, como el industrial, el sector del acero o la movilidad.

SHYNE es un ecosistema donde afloran proyectos en torno al hidrógeno renovable, con el objetivo último de acelerar los planes de despliegue y traccionar el desarrollo de las tecnologías que lo hagan competitivo al menor coste posible y con la máxima rapidez. Los proyectos que se agrupan en SHYNE supondrán una inversión acumulada de 3.230 millones de euros, y en su conjunto espera generar más de 13.000 empleos.