Entrevista | Jaime Gómez-Obregón Ingeniero y ‘Hacker’

"El ‘hacker’ no pierde ni un minuto con instancias, pero asume riesgos"

Frente a la opacidad, cree que "la tecnología puede servir para empoderar a la ciudadanía"

Jaime Gómez-Obregón. | ISRAEL SÁNCHEZ

Jaime Gómez-Obregón. | ISRAEL SÁNCHEZ / ISRAEL SANCHEZ

Jaime Ferrán

Jaime Ferrán

La transparencia no parece ser el punto fuerte de la administración regional, a juzgar por la relación que tiene con el Consejo de Transparencia de la Región de Murcia (CTRM), un órgano que le interpela constantemente para que libere información para la ciudadanía. Sobre esta guerra tiene mucho que contar Jaime Gómez-Obregón, un hombre que puso patas arriba el Gobierno de Cantabria tras fiscalizar los datos de contratos menores de esta comunidad y encontrar muchos ligados a políticos. Su próximo reto va mucho más allá de aquella región y el Registro Mercantil está ya tiritando. La Opinión habla con él en una visita fugaz a la Región. No quiere ni oír hablar de las ‘Smart cities’ ni del ‘metaverso’.

Usted es un ‘hacker’. No lo digo yo, sino usted.

Hay que entenderlo desde el contexto de un ciudadano que quiere cambiar las cosas. Hay un componente de activismo independiente y autónomo. Yo no estoy adscrito a ninguna organización ni me alineo con nada ni con nadie. Esta figura define a un especialista que usa su conocimiento, a veces de forma poco ortodoxa, para sacar el máximo partido de las máquinas y de los datos. Y lo hace con un componente de irreverencia y divertimento. Otra acepción es la del ciberdelincuente, pero no estamos hablando de eso.

Da la sensación de que las administraciones busca lo contrario, ocultar. Hablan de transparencia pero no la ejercen

Quiero pensar que no es así, que las opacidades que encontramos son resultado de ineficiencias y de falta de recursos. Pero es verdad que a veces me falla esta convicción, cuando veo que las leyes dicen una cosa pero la realidad es otra. Esto me pasó con el Registro Oficial de Licitadores del Estado (Rolece), que es público y abierto, supuestamente. Sin embargo, cuando lo intenté descargar, la reacción fue limitar el propio registro. Me sentí insultado.

¿Por qué necesitamos ‘hackers’?

La tecnología y la ciencia de datos son palancas que pueden servir para empoderar a la ciudadanía, ayudándola a obtener la información que las administraciones no le dan. En el circuito para acceder a un dato hay dos itinerarios: el primero es acudir a la entidad y, si no me atiende, ir a un Consejo de Transparencia, que tratará de obtener ese dato interpelando a la administración. Eso lleva tiempo y un consumo de recursos. El segundo itinerario es el del atajo ‘hacker’, que no quiere perder ni un minuto cumplimentando instancias. Voy por las bravas y asumo unos riesgos legales, pero son datos públicos y la ley me ampara. Además, hago esto por convicción personal y tengo que decir que me lo estoy pasando bien.

Es divertido ir contra el sistema.

Es mi forma de ser. Tengo un punto gamberro, pero positivo, que nace de cierto hartazgo que siento con ciertas cosas que ocurren en nuestro país. Por otra parte, antes hablaba por la empresa que representaba, luego por colectivos de los que formaba parte. Ahora solo me represento a mí mismo.

Y usted solo creó la web Contratos de Cantabria durante el confinamiento.

Hay una Ley de Transparencia en Cantabria que obliga a su Gobierno a publicar los datos de los contratos que adjudica. No solo eso, sino que está obligado a publicitarlos. Me di cuenta de que el Portal de Transparencia no es transparente. Su buscador estaba construido de tal manera que los datos no aparecían ni en Google. Este caso ejemplifica el despotismo ilustrado que sufrimos con la transparencia: todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Cuando encontré todas estas trabas, decidí dedicarle un mes entero para bajarme todos los datos y construir el ‘antiportal’.

Si hiciera esto en todas las comunidades tal vez tendría que abandonar el país.

Lo partiríamos en dos. Y creo que es lo que hay que hacer para marcar un antes y un después.

Se lo habrán propuesto.

Estoy en ello. Tengo el 80% del pastel cocinado. He procesado más de dos millones de contratos de la Plataforma de Contratación del Sector Público, que es una castaña. Es un servicio digital que tiene una importancia capital y es chatarra espacial. Es cutre, está mal hecho y es penoso. Se requiere mucho tiempo para ponerle orden y construir una herramienta alternativa.

Un gran trabajo que seguramente la gran mayoría no sabrán apreciar.

Porque el debate público está intoxicado por ideologías y partidismo. No importan los datos si no si se apela emocionalmente a las convicciones de la gente. Eso es el fin de una sociedad crítica. Desde los medios se alienta esa confrontación que tanto le encanta a la política. Al final solo queda la gente de la calle que, con tecnología y datos, hace cosas para cambiar lo que está pasando.

Se está poniendo de moda el ‘metaverso’ y cada vez vemos más a los políticos con gafas del futuro. Usted critica mucho estas modas.

Creen que hablar del ‘metaverso’ es hablar de tecnología, que hablar del ‘blockchain’ es hablar de digitalización, que hablar de ciudades ‘smart’ es hablar de transformación digital. Nada de eso. Es todo ‘marketing’, y del más golfo, que es el de la industria tecnológica. Con el ‘metaverso’ son rehenes de una compañía sórdida cuyo presidente tuvo que ir al Senado de los EE UU por recabar datos personales de millones de ciudadanos para influir en procesos electorales. Facebook ha tenido que reinventarse y ahora se han sacado de la manga esta fumada de la que tiene sentido hablar para referirnos a redes sociales pero no para administración pública.

¿Por qué?

Como especialista en tecnología puedo decir que es una ‘magufada’. Se han subido a un tren que descarrila. Recuerdo cuando todo era ‘geo’ con el ‘boom’ de la cartografía. Luego llegó la moda del 2.0. Más tarde, todo pasó a ser ‘social’ con las redes sociales. Siempre, la administración pública se sube al carro. ¿Qué queda de todo eso? El fósil. Aplicaciones en las que pinchas y sale el ‘Error 404’.

Critica que Murcia sea la «capital de la Plataforma Pública de Comercio Electrónico Local».

En ningún otro lugar del país se han puesto en marcha tantos ‘marketplaces’ chirripitifláuticos a mayor gloria del político local. Por ejemplo, meses después del cacareado Cartagena Market, ya es un fósil. Quien tiene que apostar por estas modas es el sector privado, mientras que el público no debe meterse en inversiones de altísimo riesgo. Hay muchos cadáveres en los arcenes del sector tecnológico, desde las Google Glass hasta constelaciones de satélites que se lanzaban en los 90. Los recursos de todos deben destinarse a cuestiones que aporten un valor real, tangible, concreto e inmediato a la ciudadanía, que es quien las financia.

Es el candidato perfecto para ser espiado por Pegasus, ¿no le parece?

Acabaré mis días en una cabaña pasiega con un rebaño de cabras y caminando por el monte. Los tecnólogos nos pasamos el día trabajando con tecnología pero luego llegamos a casa y tenemos el Nokia con la serpiente y no queremos saber nada del ordenador y mucho menos de las impresoras.

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