La Opinión de Murcia

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Medio Ambiente

La baja salinidad del Mar Menor vuelve a abrir la puerta a especies invasoras del Mediterráneo

Peces, sepias, pulpos o moluscos entran en la laguna al acomodarse al estado del ecosistema, muy alterado por la abundante presencia de nutrientes y la entrada de agua dulce

La playa Paraíso, en el Mar Menor. Ivan Urquizar

¿Qué hace una tortuga en el Mar Menor? Este hecho absolutamente inédito para los expertos ocurrió hace escasos días al quedar atrapada en una red de pesca un ejemplar de tortuga boba en la laguna salada. Este es un ejemplo claro de que la laguna pierde desde hace años su esencia ecológica y tiende hacia una mediterranización de sus aguas.

Los niveles de salinidad del Mar Menor han descendido hasta el punto de equipararse a los del mar Mediterráneo (39,7 gramos de sal por litro), lo que permite una entrada de especies invasoras en la laguna que antes no se sentían cómodas en este ecosistema. Los pescadores de San Pedro del Pinatar llevan tiempo sacando del agua peces como el espetón u otros animales como pulpos o sepias.

Tras la apertura del canal del Estacio para construir el el puerto de Tomás Maestre el Mar Menor tuvo una caída drástica de la salinidad, un párametro que diferencia al ecosistema, pero también provocó la llegada de especies que antes no residían en la laguna. Para el portavoz del Comité Científico del Mar Menor, Emilio María Dolores, el «problema es muy importante» ya que la laguna constata ese proceso de equipararse al Mediterráneo.

La tolerancia a la baja salinidad de la laguna, cuando hace años lo normal era registar datos de más de 45 gramos por litro, depende de cada especie que reside en la laguna. José Blaya, presidente de la Cofradía de Pescadores de San Pedro, determina que hasta ahora esa rara presencia de especies de interés pesquero que no veían por el Mar Menor no termina por impactar negativamente sobre la fauna que reside de forma habitual en la laguna y que también capturan.

Sin embargo, María Dolores recuerda el caso de las nacras, protegidas por la barrera de la sal de un patógeno que ha causado una alta mortandad a las colonias de este bivalvo en el Mediterráneo. De bajar la salinidad, se verían expuestas. Respecto a otra fauna autoctóna como los caballitos de mar o el fartet, en principio no se verían expuestos a un ipacto negativo.

El investigador del departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia, Antonio García-Meseguer, alerta sobre la necesidad de hacer un seguimiento exhaustivo a las especies invasoras que lleguen al Mar Menor, ya que en muchas ocasiones este factor llega a ser «la segunda causa de extinción» de especies autóctonas «después de la pérdida del hábitat».

La baja concentración de sal «probablemente ha facilitado el acceso de especies que no son comunes en la laguna ya que requieren de una salinidad más baja». En un estudio reciente sobre la presencia de bivalvos exóticos en la laguna, García, junto a otros autores, destaca que «la llegada y consolidación poblacional en el Mar Menor de diversas especies invasoras de moluscos, además de otros organismos marinos, convierten a esta zona en un nuevo ‘hotspot’ de invasiones biológicas que deberán ser monitorizadas en detalle para garantizar la supervivencia de las especies nativas».

Al respecto, el investigador de la UMU ha analizado la presencia de varios ejemplares de ‘Pinctada radiata’ en la laguna, un molusco invasor que se ha extendido por el Mediterráneo y que ha podido entrar en la laguna impulsada por las embarcaciones. Sin embargo, subraya que hacen falta estudios contundentes para determinar si los moluscos invasores que en los últimos años se han detectado dentro del ecosistema se deben al mal estado de la laguna y al cambio drástico en sus parametros físico-químicos, además de conocer qué impacto tienen sobre la biodiversidad local.

Capacidad de recuperación

El motivo por el que este parámetro no remonta se debe «a la entrada continua de agua dulce», como ha ocurrido con las últimas precipitaciones. El portavoz del comité científico hila este factor con la capacidad de resistencia que tiene la laguna: «Hace años cuando había un episodio de lluvias la salinidad bajaba pero se recuperaba en una semana». Ahora esto no ocurre, señal de la pérdida de resiliciencia del ecosistema.

Esa entrada de agua dulce pasa en un 70-75% por la rambla del Albujón, pero también por otros cauces como el de la Carrasquilla. La conductividad del agua analizada en los caudales del Albujón remarcan que gran parte de estos proceden del acuífero.

El cabello de ángel

Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, junto a los científicos del comité asesor de la laguna, han incrementado sus labores de monitorización sobre la laguna desde el episodio de mortandad de peces hace una semana y advierten de varios puntos críticos. El centro del Mar Menor, en el entorno de las islas Perdiguera y del Barón, sufre un aumento de los niveles de clorofila en el fondo marino que irán a peor conforme avancen los meses más calurosos.

El portavoz del Comité Científico del Mar Menor, Emilio María Dolores, señaló ayer durante una comparecencia para detallar el estado de la laguna que los niveles de clorofila han aumentado, un indicador que señala la proliferación de fitoplancton y por tanto de la aparición de algas filamentosas, especie conocida como ‘cabello de ángel’, sobre todo en grandes concentraciones en la cubeta sur, mientras que en Los Alcázares o Santiago de la Ribera se detectan de forma puntual.

Hasta ahora los 100 técnicos de la Comunidad y los más de 50 pescadores que trabajan en la retirada de la ova verde o biomasa han sacado del agua 4.280 toneladas, algo esencial para María Dolores ya que el ciclo de vida de estas algas filamentosas es corto y en su descomposición consumen una gran cantidad de oxígeno. La temperatura del agua, otro factor influyente, se ha visto incrementada por el episodio de calor de los últimos días, llegando a registrar 24,48 grados, aunque en algunos puntos de la costa llegan a 26 grados. «Cuanto más calor haga en el agua, la solubilidad del oxígeno disminuye, por lo que no se oxigena la columna de agua».

La Ribera y Villas Caravaning, los puntos sin oxígeno de la laguna

Los técnicos del IMIDA han concretado en sus últimas mediciones que los niveles medios de oxígeno se están situando en 6,4 miligramos por litro, por debajo de cifras registradas en años anteriores en la misma época del año pero «compatible con la vida» de la fauna. La falta de este elemento se ha reflejado en varios episodios de hipoxia detectados en dos puntos concretos del Mar Menor: en Santiago de la Ribera, y en el tramo natural entre Las Lomas (Mar de Cristal) y Villas Caravaning. Las mediciones realizadas a lo largo de la mañana de ayer reflejan un área inferior a 3 hectáreas donde los valores de oxígeno a primera hora reflejan hipoxia, recuperándose en su mayoría con el paso de las horas.

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