La Opinión de Murcia

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El tabú del suicidio policial resiste en la Región: "Se van más de los que se sabe"

Con las cifras en la mano, media docena de agentes destinados en la comunidad se han quitado la vida desde 2016, aunque las asociaciones que combaten esta lacra creen que hay más: "Aún existe un estigma"

Un policía nacional y un guardia civil.

Seis agentes se quitaron la vida de forma voluntaria en la Región de Murcia desde 2016, según los datos que maneja la Asociación Predepol-Zero Suicidio Policial, cuyo responsable, Casimiro Villegas, subraya que «por supuesto» que entre los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad «se van más de los que se sabe».

«Todos los que son confundidos con accidentes o por actuación policial», asegura este exagente de Policía Local, al tiempo que apostilla que «hay individuos que eligen estas formas de suicidarse que implican a otras personas ignorantes de su propósito».

Los suicidios son una lacra endémica para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Agentes consultados por esta redacción tienen claro que «hay más policías que se suicidan de los que se sabe», aunque estos casos «se tapan, porque hay un estigma». «Las familias no quieren que se sepa», lamentan, a lo que añaden que «si se suicida algún compañero de un pequeño pueblo de la sierra, se silencia».

«Si se suicida algún compañero de un pequeño pueblo de la sierra, se silencia, la propia familia lo tapa»

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Cieza y Molina, últimos casos

La última vez que se tuvo conocimiento de un suicidio policial en la comunidad murciana fue en el municipio de Cieza en verano de 2020. De madrugada, en las propias dependencias de la Policía Local, un agente salió al patio a fumarse un cigarro; al poco, dos compañeros que se encontraron dentro de las dependencias policiales escucharon una detonación y, al salir, encontraron al policía en el suelo, con un tiro. Nada se pudo hacer por su vida.

El mismo año, un agente de la Policía Nacional destinado en Molina de Segura decidía poner fin a su vida. Ese 2020 se saldó, en el conjunto de España, con 33 efectivos muertos. En 2021, cuando no consta ningún caso en la Región, en todo el país la lacra aumentó, con 43 fallecidos. En cuanto a lo que va de 2022, la Asociación Predepol-Zero Suicidio Policial contabiliza seis agentes muertos en España, aunque ninguno de ellos en la Región.

Echando la vista atrás, en 2016 consta un suicidio en la Benemérita en Bullas; en 2018, un agente especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos fallecía de un disparo en la Comandancia de Murcia, y también se quitaba la vida un agente de Policía Nacional de Lorca. Hace tres años, este último cuerpo tuvo que lamentar el suicidio, en Murcia, de otro de sus efectivos.

En la asociación policial elaboran sus estadísticas «no oficiales» gracias a «compañeros sensibilizados» que actúan como delegados en las distintas comunidades, también en Murcia.

Detectar casos «desde el origen» y con psicólogos que no sean del cuerpo

Los Cuerpos que en España cuentan con un programa o protocolo específico de salud mental o prevención del suicidio para sus miembros son Guardia Civil, Policía Nacional, la Ertzaintza y la Policía Municipal de Madrid, aunque «habría que mejorar los mismos», opinan desde Zero Suicidio Policial.

«Países como Francia o EE UU tienen un índice de suicidios más alto que España, pero también llevan años de adelanto respecto a la prevención y tratamiento de la conducta suicida», apuntan, para remarcar que «es fundamental crear un protocolo genérico de prevención del suicidio para todas las policías que detecte los posibles casos desde el origen, esto es, prevenir». Y hacerlo «asegurando una asistencia a nivel psicológico y médico de los policías en riesgo, sin que la baja le suponga una merma económica o de otro tipo y siendo el tratamiento por profesionales externos, que no sean del propio cuerpo».

Desde el colectivo consideran que «el sistema de seguridad pública y el sistema judicial penal están desarmados normativamente respecto al grado de violencia que hay en la sociedad actual».

Ser policía requiere, a priori, contar con «un perfil de personas con la mente muy bien amueblada y, sobre todo, con una vocación emocional muy consolidada», precisa al respecto Villegas, quien opina que «los sistemas de selección de personal en las distintas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son un auténtico fracaso, pues están ingresando en dichos cuerpos personas con unos perfiles que no son los más idóneos para el desempeño de esta profesión».

Trabajo estresante

Desde su punto de vista, «las causas de la conducta suicida en el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son multifactoriales». En este sentido, concreta que «además de los factores de riesgo también presentes en la población en general, como pueden ser los emocionales, económicos o de salud mental, al agente se le añaden los de la propia labor policial, como los turnos que impiden conciliar vida familiar y laboral, trabajar en nocturnidad, estar sometido continuamente a situaciones de gran estrés, el no reconocimiento de su trabajo, problemas en el ámbito familiar, etcétera, que pueden ir desencadenando en el policía graves trastornos psicosociológicos».

«Los sistemas de selección de personal son un auténtico fracaso e ingresa gente sin un perfil idóneo»

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«Entre las patologías que frecuentemente se asocian al colectivo policial se encuentran el trastorno por estrés postraumático, la ansiedad y la depresión y el síndrome de ‘estar quemado’, que pueden dar lugar a adicciones de alcohol y drogas, alteraciones en el sueño, etcétera, pudiendo deparar en ideas autolíticas», desgrana al respecto.

El suicidio policial es «un problema netamente de salud laboral, jurídica y judicial, es decir, entra en la competencia directa de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, norma que es constantemente ignorada o más bien puenteada por las Administraciones obligadas a que se cumpla», dice.

Villegas relata que los agentes, como ocurre en otros sectores laborales, sufren los «problemas de un trabajo sometido a turnos, a horarios intempestivos, donde no existen los festivos ni periodos vacacionales fijos».

«No todo el mundo que convive con un policía está preparado para soportar el calendario laboral de su cónyuge y las presiones a las que son sometidos estos funcionarios públicos en su quehacer diario», resaltan desde la asociación, al tiempo que inciden en que «este es uno de los factores que más inciden en el fenómeno del suicidio policial, puesto que no hay alma humana que resista vivir infiernos en su trabajo y después llegar a su casa y seguir viviendo otros infiernos llamados incomprensión, chantaje emocional, desobediencia de los hijos, divorcios, separaciones, procesos judiciales familiares...».

«Es un problema de salud laboral, jurídica y judicial, competencia de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales»

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«No se analizan los factores»

Tienen claro desde la agrupación que hay «factores que no se analizan en profundidad en un colectivo tan complejo y diverso como es el policial».

Además, se añade la circunstancia de que, en demasiadas ocasiones, «para los jefes y la Administración el suicidio de sus policías es un tabú y siempre lo achacan a las adicciones o falta de fortaleza emocional de sus agentes: es decir, los que se suicidan son siempre borrachuzos y gente fracasada sentimentalmente».

Sostienen desde la Asociación Predepol-Zero Suicidio Policial que convertirse en agente «es una profesión vocacional, de carácter universal, como la militar, la sanitaria, la judicial, la de bomberos y demás profesiones de riesgo sometidas a altas cargas de estrés, que están en todos los tejidos sociopolíticos de los países desarrollados del mundo»,

De esta manera, precisan que se trata de «una profesión que se rige por estándares internacionales, por lo que se nutre de esa corriente cultural y científico-técnica que informa a todos los cuerpos policiales del mundo, pues indefectiblemente, cualquier avance que se produce en las ciencias policiales, rápidamente es trasladado al trabajo de campo de cualquier cuerpo policial del mundo, como por ejemplo, la ciencia de la autoprotección emocional del policía, materia desconocida y que, en la actualidad, no se imparte a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en academias de formación».

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