La Opinión de Murcia

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Entrevista
Pascual Vera Jefe del Servicio de Comunicación de la UMU

"La Universidad de Murcia sufrió tres intentos de desaparición, y ninguno funcionó"

El libro ‘De buen ayre e de fermosas salidas’ recorre a través de 250 imágenes e ilustraciones la historia de una Universidad que ha sabido "consolidarse año a año, década a década"

Pascual Vera, en el claustro del Campus de La Merced de Murcia. Israel Sánchez

777 años de historia resumidos en el libro ‘De buen ayre e de fermosas salidas’, una crónica visual acompañada de textos donde Pascual Vera saca a relucir los momentos más gloriosos y también más desconocidos de la Universidad de Murcia. 250 imágenes e ilustraciones, 120 historias y más de 300 personajes, muchos de ellos grandes figuras de la Historia de España y, en general, del mundo. Un relato detallado desde el considerado primer rector de la UMU, Al-Ricotí, hasta la covid-19.

En el prólogo de su libro, el escritor Francisco Javier Díez de Revenga menciona cómo dos rectores llevaron adelante a la Universidad en plena Guerra Civil.

Durante la Guerra Civil la Universidad de Murcia permaneció cerrada como centro de estudios. Se dieron algunas clases para soldados analfabetos pero paró su actividad académica. Las imágenes que acompañan a la historia se rescatan a través de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, que tenían una colección de fotos y se rescataron de cuando la Universidad sirvió como hospital. A parte de intentar que siguiera funcionando, eran muy pocas las posibilidades que tenían. La historia juega a veces al escondite, los rectores que estuvieron durante la Guerra Civil intentaron que, más allá de esa tragedia, siguiera realizando algunas cuestiones relacionadas con la enseñanza.

«El dictador Primo de Rivera tenía mucha animadversión sobre el rector Loustau»

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¿Qué historias de la Univerdad se conocen menos?

Todas las historia se conocen pero algunas están medio olvidadas. Por ejemplo, las dos personalidades más populares o importantes en sí mismas que nos visitaron en la primera época de la Universidad fueron el presidente de la primera República, Niceto Alcalá-Zamora, y Marie Curie, la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintos campos científicos. Ella vino a Murcia con una gira por España, se entrevistó con el rector José Loustau, pero no hay ni una sola fotografía. Por otro lado, Zamora salvó a la UMU, mostró su apoyo porque iba a ser suprimida. Y de esos encuentros no hay una sola foto, es curioso. Él vino rodeado de multitudes en la Glorieta de España, decenas de miles de personas le acompañaron en un encuentro donde también estuvo Miguel de Unamuno, y tampoco hay foto. Los rectores, todos, los 17, han tenido especial aprecio por la fotografía. En sus primeros años, en la UMU no se llevaba mucho el tema de la fotografía pero todos ellos comprendieron que los actos tenían que ser recogidos. Y, sin embargo, la visita de estas dos personalidades no tuvo su foto.

¿Cuántas amenazas de desaparición ha sufrido la UMU?

Ninguna logró consumarse, hubiera sido difícil enmendarlo. Pero sí ha habido tres intentos, y en uno de ellos incluso había fecha de desaparición. En 1929 ocurrió una de ellas por el dictador Primo de Rivera, que quería suprimir no solo la de Murcia, sino alguna más. Y, según parece, tenía mucha animadversión sobre el rector Loustau. El dictador aprovechó una serie de conferencias en la ciudad, y en concreto una de ellas le llevó a arremeter contra la Universidad e intentar suprimirla. Hubo muchas manifestaciones, muchas protestas. Esto se paró porque la opinión pública se opuso, pero antes de eso la polémica generada por una conferencia del socialista Jiménez de Asúas obligó al rector a cesar de su cargo. Otro de los intentos fue durante la Segunda República, pero Niceto Alcalá-Zamora lo paró.

«En los primeros años de la UMU había ausencia de mujeres. Ahora son dos tercios»

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En el segundo capítulo de su libro, que se remonta a 1243, habla del ‘milagro’ de la Universidad de Murcia.

Hablo de ‘milagro’ porque ha habido muchos contratiempos. La UMU ha tenido cinco fundaciones, se consideran cuatro porque se habla solo de fundaciones cristianas. En 1272 tuvo lugar la primera y es la que aparece en el escudo de la institución. Luego hubo dos universidades que se crean en el siglo XIX y que duran muy poco tiempo, pocos años, y que corresponden a periodos políticos de ideologías progresistas. Anteriormente, en tiempos de Alfonso X, antes de su reinado y siendo él Infante, comienza la ‘madraza’ árabe que la dirige Al-Ricotí, que podemos considerarle el primer rector de la UMU. Era una mente absolutamente clara, de los mejores científicos de su tiempo, que conocía y daba clases en cuatro idiomas y de muchas materias: Filosofía, Lógica, Geometría, Derecho o Matemáticas. Aunque era musulmán, él pensaba que se podía dar una enseñanza sin que estuviera metida la religión. Alfonso X estaba muy empecinado en que abrazara la religión católica.

¿Qué grandes revoluciones o cambios importantes ha tenido la UMU en toda su historia?

La Universidad, cuando empieza, era considerada universidad de paso. Enrique Tierno Galván estuvo aquí tres años dando clases. Ramón Carande, que fue después rector de la Universidad de Sevilla también dio clases y Jorge Guillén, uno de los adalides de la Generación del 27, estuvo varios años también. La Universidad poco a poco se fue asentando. Cada año, cada década que pasaba, estaba más consolidada.

«La Universidad, cuando empieza, era considerada universidad de paso»

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Hay varias fotos que reflejan la importancia de la mujer en la Universidad.

Las fotos son muy ilustrativas de una realidad evidente en los primeros tiempos de la Universidad de Murcia: la práctica ausencia de mujeres. No sabemos de quién es esa foto pero es de las primeras donde se refleja la presencia de la mujer en la Universidad. Cuando fue creada la UMU en 1915, hacía exactamente cinco años que una Real Orden había permitido acceder a la enseñanza universitaria a las mujeres en condiciones de igualdad con los hombres. Y ello gracias al impulso dado por Emilia Pardo Bazán. Hasta entonces, las escasísimas mujeres que habían accedido a la Universidad, aprovechando un vacío legal –realmente nunca se había pensado que las féminas quisieran estudiar, por lo que tampoco se les prohibía taxativamente su presencia, simplemente se las ignoraba-, debían ir siempre acompañadas por sus profesores, y tenían prohibido sentarse junto a los chicos. Ahora son dos tercios de los estudiantes que tenemos.

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