Si los más jóvenes arrastraban consigo una pesada carga como es una salud mental dañada, la pandemia no ha ayudado en nada en los últimos dos años. El Servicio de Psicología Aplicada de la UMU ha redoblado esfuerzos para atender una creciente demanda de estudiantes que necesitan ser escuchados. En el curso 2018/2019 este servicio atendió a 189 pacientes y realizó 2.400 consultas y, tras dos años de pandemia, al final del pasado curso los pacientes atendidos ascendieron a 614 y las consultas se duplicaron hasta alcanzar las 5.600. «En el confinamiento han pasado dos cosas: Los alumnos se han dado cuenta de que los recursos que tenían no son suficientes, y que las personas han experimentado unos síntomas ansioso-depresivos que les ha sorprendido». La lista de espera hace tres cursos se resolvía en pocos días pero ahora esta llega al mes y medio o dos meses. El director del servicio, José Antonio Ruiz, señala que para este año esperan pasar de 14 a 20 profesionales de la psicología para atender a los pacientes en el SEPA. «La competencia en salud mental es del SMS, pero hay tal colapso en este tipo de atención que somos una ayuda y mejora para el sistema centrándonos en los alumnos y trabajadores de la UMU». El SEPA ha puesto en marcha un programa para mejorar el rendimiento académico al que, por ahora, en la fase de inscripción se han apuntado 1.300 alumnos, señala Ruiz orgulloso: «Son 1.300 alumnos que están pidiendo ayuda por estar desmotivados o en riesgo de abandonar los estudios. Hay que atenderles».