Todas las historias que envuelven a la violencia de género nos duelen por igual. Cambian los nombres, las edades o los lugares en los que habitan o habitaron sus protagonistas, pero todas coinciden en lo injusto de lo que cuentan; en la angustia, en el maltrato y en esa posesión desmedida que el hombre ejerce sobre su víctima, siempre mujer y solo por el hecho de serlo.

Todas conllevan malos tratos, psicológicos o físicos, y aunque solemos pensar que conocemos bien lo que es, cada vez tengo más claro que hay demasiadas personas que son incapaces de empatizar con el sufrimiento que las mujeres maltratadas sienten porque su educación patriarcal, esa en la que a casi todos y todas nos han criado, les hace incapaces de ponerse en su piel o porque su propio machismo se lo impide.

El amor nunca es violencia ni miedo. Quien pretenda seguir creyéndolo es un cómplice más de esta lacra social. La violencia machista existe desde siempre porque a las mujeres se nos ha considerado posesión de los hombres y cuando nos hemos opuesto a esta situación se nos ha dañado y hasta matado.

Si me quieres, debes quererme a tu lado o lejos de ti, porque si elijo no estarlo debes respetar mi decisión y quererme igual de bien. Porque querer también es que tu pareja sea libre para elegirte o no, para realizarse y para ser feliz de la manera en la que quiera serlo. Esa es una relación sana

‘No me quieras tanto’ es como he titulado este texto porque, si me quieres, debes quererme a tu lado o lejos de ti, porque si elijo no estarlo debes respetar mi decisión y quererme igual de bien. Porque querer también es que tu pareja sea libre para elegirte o no, para realizarse y para ser feliz de la manera en la que quiera serlo. Incluso cuando se equivoque. Porque esa es una relación sana. Una en la que se comparte y se quiere hasta el infinito mientras hay amor, pero donde nunca tienen cabida los celos, los golpes, los insultos y el miedo.

«El miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo»

Eduardo Galeano

Un año más conmemoramos el 25N, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y los nombres de las víctimas asesinadas nos recuerdan que esta guerra soterrada continúa activa y que miles de mujeres y sus hijos e hijas conviven con ella cotidianamente. Son 37 las mujeres asesinadas durante este 2021 en España, 1.118 víctimas mortales desde el 1 de enero de 2003 hasta el día de hoy, y 24.762 mujeres de la Región de Murcia las que fueron víctimas de esta violencia el pasado año. Cifras que demuestran la verdad de esta triste realidad y que siguen siendo demasiado hirientes, injustas y vergonzosas.

Ojalá esta fuese la última vez que tuviese que escribir sobre este tema ,porque eso significaría que las mujeres, por fin, habrían dejado de revivir una historia que desde siempre solo cambia el nombre a sus protagonistas; pero para ello se debería trabajar mucho más, invertir en concienciar y educar en igualdad y respeto a nuestros menores y, muy importante, dejar de una vez de blanquear, amparar y hasta gobernar con quienes niegan la crudeza de esta situación y, con ello, también a sus víctimas, siempre mujeres.

O estás con ellas o estás contra ellas. Sin medias tintas.

Mientras una sola mujer sea víctima de la violencia machista por el solo hecho de serlo seguiremos clamando justicia. Hoy, 25N y el resto de días del año.