Alejandro Blanco realizó un recorrido por la historia del Monasterio de Los Jerónimos, desde «el cobijo y el recogimiento que a buen seguro» brindó a sus moradores, los monjes Jerónimos, pasando por desamortizaciones, saqueos y abandonos, recuperando su esplendor en 1996, «convirtiéndose en un lugar lleno de vida, de jóvenes que han venido hasta aquí para encontrar, a través de la ciencia y el conocimiento, la inspiración que ilumine su camino y abra su porvenir».

Asimismo, recordó las dificultades a las que ha tenido que hacer frente la institución, «pero la impronta del empuje de José Luis Mendoza, del Rectorado y del equipo de gobierno, de todos vosotros, se puede ver en cada uno de los elementos reconstruidos en este templo, en cada laboratorio, en cada aula ocupada por estudiantes ávidos de conocimiento, en cada profesor, en cada miembro del personal de administración y servicios, en cada una de las carreras profesionales y personales que se han forjado durante años entre estos muros, o en el emblema de la UCAM cosido junto al corazón de cada jugador de sus equipos deportivos», y señaló que «hoy ya a nadie le sorprende en qué se ha convertido esta Universidad; un referente nacional e internacional», formando a miles de jóvenes «para que sepan ser personas al servicio de los demás en su futuro profesional, lo que constituye la esencia de esta Universidad».