Día de Todos los Santos

El Tenorio y su relación con Todos los Santos

La obra de José de Zorrilla se representa durante la

festividad por el entorno que se crea alrededor de su trama

Una escena del ‘Tenorio’ de la  Compañía Teatral Cecilio  Pineda

Una escena del ‘Tenorio’ de la Compañía Teatral Cecilio Pineda / Rafa Márquez

Eva Moya

Eva Moya

Hablar de la festividad de Todos los Santos es hablar de tradición, de culto e incluso de una gastronomía particular, pero en esa ecuación tampoco podemos dejar un componente muy importante: la cultura. ¿El escenario?: un cementerio. ¿Los protagonistas?: Don Juan, Doña Inés y un grupo de muertos vivientes. Les suena, ¿verdad? Efectivamente hablamos de la más que conocida obra de Don Juan Tenorio que escribió José Zorrilla en 1844.

Aunque esta es una de las versiones más conocidas y representadas de la historia, Don Juan ya era un personaje conocido gracias a Tirso de Molina, que en el siglo XVII, escribió El burlador de Sevilla o el convidado de piedra, donde ya daba a conocer las hazañas de este mujeriego personaje.

A día de hoy es la obra más representada de todos los tiempos en España, siendo el 31 de octubre y el 1 de noviembre los días clave para interpretarla. En la Región es muy común disfrutar de esta obra en municipios como Lorca, que se representa en el claustro del antiguo convento de San Francisco, del Museo Azul de la Semana Santa. En la ciudad de Murcia, desde hace muchos años también se representa el Tenorio en el Teatro Romea durante la festividad y los días previos.

¿De qué va la obra?

Durante la noche del Carnaval de Sevilla de 1544, Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía realizan una apuesta para comprobar quién de los dos es más malvado y mujeriego. Los dos personajes acuerdan que volverían a encontrarse transcurrido un año, momento en el que deben rendir cuentas ante el otro sobre las doncellas que han conquistado y burlado y los duelos en los que han combatido.

Pasado ese año y tras poner sobre la mesa sus gestas, Don Juan Tenorio sale vencedor, pero Don Luis Mejía, receloso, declina otorgarle la victoria y le propone una nueva apuesta: conquistar a Doña Inés, una joven novicia de diecisiete años a la que rapta de su convento. Don Juan se acaba enamorando de ella y, en una disputa por su amor con el padre y el novio de la muchacha, Tenorio mata a los dos y huye, abandonando a Doña Inés. Tras muchos años, regresa a su hogar para descubrir que la novicia había muerto de pena y lo que antes era su casa es ahora un panteón para rendirle en el que yace ella junto a las víctimas del duelo.

A la llegada de Don Juan, el padre y el novio de Doña Inés regresan a la vida para llevarlo al infierno, cuando el espectro de la joven aparece para salvarlo a él y a su alma.