El efecto positivo que tuvieron los confinamientos sobre el medio ambiente se ha disipado por completo y, en realidad, la calidad del aire ha empeorado en varias partes del mundo debido a fenómenos meteorológicos extremos que causaron tormentas de arena y polvo, así como incendios forestales.

Así lo reveló hace poco más de un mes la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que presentó el primer boletín que dedica a la calidad del aire y el clima y que enfatiza que la reducción de la contaminación que tuvo lugar por la pandemia fue temporal y localizada en ciertas partes del planeta. «Las mejoras duraron poco y ocurrieron durante un periodo muy específico, ahora la movilidad ha aumentado y la vida -junto con las actividades contaminantes que implica- ha vuelto a la normalidad», dijo en una rueda de prensa la jefa de la División de Investigación Atmosférica de la OMM, Oksana Tarasova.

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Una de cada tres muertes asociadas al calor se debe al cambio climático

Un estudio revela que España y en otros países del sur de Europa serán muy vulnerables a las altas temperaturas

El calentamiento global afecta a la salud humana de muchas maneras, una de ellas es el aumento de la mortalidad asociada al calor, cuyo impacto real no se había calculado nunca. Ahora, por primera vez, un estudio ha confirmado que, en las últimas décadas, al menos una de cada tres de esas muertes fue consecuencia del cambio climático.

Dirigido por la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) y la Universidad de Berna (Suiza) y hecho en colaboración con universidades de Barcelona, Santiago de Compostela, Valencia y Madrid, la investigación concluye que entre, 1991 y 2018, el 37% de las muertes relacionadas con el calor se debieron al cambio climático provocado por el hombre.

El estudio advierte que España y otros países del sur de Europa, de acuerdo con las proyecciones de calentamiento, serán muy vulnerables al calor, por lo que es vital adoptar cuanto antes medidas de adaptación más eficientes y estrategias de mitigación ambiciosas que reduzcan al máximo la mortalidad atribuible al calor.

«Los incendios forestales en Norteamérica, en Europa y en Siberia afectaron a la calidad del aire para millones de personas, y las tormentas de polvo y arena cubrieron muchas regiones y se extendieron a través de los continentes», señala el boletín. «La frecuencia e intensidad de esos eventos aumentarán en el futuro», anticipó la científica.

El principal agente contaminante son las partículas, de las cuales hay distintos tipos, aunque todas tienen en mayor o menor medida efectos negativos para la salud humana, y en algunos casos también son nefastas para la agricultura. «Ni siquiera con la reducción del transporte en varias partes del mundo la calidad del aire cumplía los criterios mínimos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)», aclaró Tarasova.

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El cambio climático multiplica por 8 la frecuencia con la que se alcanzan temperaturas récord

Un grupo de expertos señala que también es directamente responsable del alza en la frecuencia de precipitaciones

Los cambios que se han producido en el clima durante la última década han favorecido que la frecuencia de temperaturas récord sea ocho veces mayor de lo que cabría esperar sin los efectos de la crisis climática, según un estudio internacional liderado por la Universidad Complutense de Madrid.

Publicada en la revista npj Climate and Atmosphere Science, la investigación, en la que también ha participado el Instituto de Geociencias (CSIC-UCM), estima además que uno de cada cuatro nuevos récords de precipitación que se han alcanzado durante el mismo periodo está causado por el cambio climático.

«Aunque los cambios observados en la temperatura global son aparentemente pequeños, sobre los 0.2ºC por década, han producido un aumento desproporcionado en la frecuencia de extremos», explica el investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra y Astrofísica de la UCM, Alexander Robinson. «Su inusual amplitud habría sido imposible sin el calentamiento global de origen antropogénico», agrega.

La especialista agregó que a causa de las restricciones impuestas por la pandemia se redujeron las emisiones de ciertas partículas en el aire, pero otras, como las partículas del tipo de ozono que se concentra a baja altitud, aumentaron su presencia.

La contaminación tiene un impacto grave para la salud y la mortalidad que causa se ha incrementado fuertemente en las últimas décadas. De 2,3 millones de decesos que se le atribuían en 1990, se estima que ahora causa unas 4,5 millones de muertes. El ozono es una de las partículas más peligrosas para el ser humano debido a su propiedad oxidante: «Es como respirar ácido, tiene un impacto muy negativo para las personas, destruye los pulmones, la agricultura y los ecosistemas», explicó Tarasova.