Celia Martínez Mora (Cartagena, 1973), investigadora del Imida y portavoz del Pacto por el Mar Menor, ofreció ayer una conferencia en la Fundación Mediterráneo titulada ¿Existe vacuna para el ecosistema del Mar Menor? La ingeniera agrónoma, que intervino dentro de un ciclo organizado por la Sociedad Geográfica de la Región, trató de ofrecer respuestas a la grave situación en la que se encuentra la laguna salada y de encontrar «el vínculo con la esperanza de protegerlo frente al virus de la destrucción».

¿Estamos a tiempo de una vacuna para el Mar Menor?

Para que haya un progreso mayor de la enfermedad y desemboque en una muerte, sí. Pero no es una vacuna como la que te evita padecer la enfermedad o tener secuelas. Hay que asumir que si se hace lo que se debe hacer, puede haber un tratamiento que evite su muerte, pero las secuelas creo que las va a tener para siempre. Es imposible devolver el Mar Menor a su estado de salud inicial. Si se cortan los vertidos que causan la contaminación, puede mejorar, porque es capaz de regenerarse, siempre que se tomen las medidas necesarias.

¿Qué se ha hecho desde la llamada ‘sopa verde’ de 2016?

Nada en absoluto, si hablamos de medidas terapéuticas. Solamente se han celebrado reuniones, se han promulgado leyes y se han anunciado estrategias, pero no se ha tomado ni una sola medida eficaz para evitar la llegada de vertidos al Mar Menor y tampoco su producción. Ahora nos encontramos con que, como el problema es muy visible políticamente, no tienen más remedio que actuar. Las medidas que tienen que tomar no son populares de cara a un proceso electoral. Entonces empiezan a mover las competencias para repartir la responsabilidad y la culpa, pero nadie hace nada.

¿Cómo se explica este deterioro?

Los científicos y los informes de todo tipo dicen que la eutrofización del Mar Menor y los procesos de anoxia se deben fundamentalmente a la llegada de nitratos, es decir, fertilizantes de la agricultura intensiva. Lo que hay aquí es una actividad de impacto medioambiental totalmente ilícita y sin control que produce unos vertidos.

Los agricultores dicen que están dispuesto a a colaborar.

El sector agrario dice que está dispuesto a poner medidas, pero son soluciones al final de la cadena. Son las propuestas que apoyan desde el comité científico y desde el propio Gobierno regional, poner esas medidas al final de la cadena, porque el acuífero se desborda y el agua contaminada aflora. Pero para ser parte de la solución, además de las medidas puntuales al final de la cadena, se debe trabajar fundamentalmente en el origen del vertido y se debe producir un cambio en la forma de producir. Eso significa controlar las dosis de riego y los fertilizantes ajustándolas al ciclo productivo de la planta y reduciendo, además, el número de cosechas al año.