El cierre de las oficinas bancarias que se ha producido en la última década ha creado mayores dificultades para sacar dinero del cajero o pagar un recibo a unos 130.000 murcianos, según se desprende del informe publicado por el Banco de España que mide la vulnerabilidad de los usuarios a la exclusión financiera en cada provincia. Las 1.941 terminales existentes en la Región dentro de las oficinas bancarias o instaladas directamente en calle, cuando ha desaparecido la sucursal que daba servicio a los clientes, permiten a los usuarios disponer de 1,3 cajeros por cada 1.000 habitantes. Esta proporción ya sitúa a la Región en desventaja, dado que la media nacional está en 1,5 cajeros por cada millar de habitantes, según se recoge en un estudio del Banco de España titulado Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo, que hace un diagnóstico de las dificultades a las que se enfrentan los usuarios en cada provincia.

En la Región solo hay un municipio sin ningún cajero ni oficina bancaria, mientras que España tenía a finales del pasado año 1,2 millones de ciudadanos en poblaciones sin ninguna terminal que les permitiera disponer de efectivo.

Además, la concentración de los cajeros y ventanillas de las entidades financieras en las zonas con mayor densidad de población y la gran extensión de los municipios de la Región, que figuran entre los más grandes de toda España (Lorca es el segundo con mayor superficie del territorio nacional), dejan al 8,6% de los murcianos en una situación más comprometida, aunque el estudio del Banco de España les atribuye un grado de «vulnerabilidad baja», porque existe un cajero disponible en un radio de cinco kilómetros.

Provincias como Alicante y Almería tienen una dotación superior a la de la Región

El 91,4% de los habitantes de la Región se encuentra en una situación de vulnerabilidad «muy baja».

La distancia a la oficina bancaria o el cajero más próximo es el factor más relevante para determinar el grado de vulnerabilidad, aunque también influye la proporción de personas mayores de 60 años, dado que son las más dependientes del dinero en efectivo y las que tienen mayores dificultades para adaptarse a la banca digital, según explican los autores del estudio. «Tanto la edad como el nivel de renta y de estudios son factores relevantes para evaluar la demanda. Los individuos de mayor edad, menor renta y menor nivel educativo usan el efectivo como medio de pago con mayor frecuencia que el resto de la población», indican.

El 8,6% de la población regional se encuentra en una situación más comprometida para manejar sus cuentas

El informe constata que «gran parte de los puntos de acceso al efectivo se sitúan en zonas densamente pobladas, mientras que en las zonas rurales existe una mayor dispersión de oficinas y de cajeros automáticos».

La Región tenía en marzo de este año 672 oficinas bancarias, frente a las 775 que contabilizaba el Banco de España en junio de 2019. En poco más de dos años han desaparecido 103 sucursales como consecuencia del proceso de fusiones y de adelgazamiento de la estructura que iniciaron las instituciones financieras hace una década. En 2007 había 1.326 sucursales de los bancos y cajas, según los datos recogidos en el Anuario de La Caixa.

Con 1.941 terminales repartidas por 44 de los 45 municipios de la Región, los murcianos tocan a 1,3 cajeros por cada 1.000 vecinos, una proporción que no llega a la media nacional.

Además de la distancia, la edad y el nivel de estudios aumentan la dependencia de los clientes

La provincia de Alicante tiene 1,6 cajeros por cada 1.000 habitantes y Almería, 1,4, lo que pone de manifiesto las carencias de los usuarios murcianos, que tienen una dotación inferior a las de la mayoría de las provincias mediterráneas.

La explicación está en la gran concentración de oficinas que existe en las áreas metropolitanas de Murcia, Cartagena y Lorca y en la costa, donde el cierre de oficinas no ha creado tantas carencias como en las pedanías del interior.

Cuenca, con 2,4 cajeros por cada 1.000 habitantes casi duplica a la Región. En el lado opuesto se encuentra Cádiz, con 1,1 puntos de acceso por cada 1.000 habitantes.

Ojós es el único municipio sin un solo cajero

Ojós, que tiene 510 habitantes, es el único municipio de la Región que no tiene ningún cajero ni ningún otra forma de obtención de dinero en efectivo. Cuando necesitan sacar dinero los vecinos del pueblo no tienen más remedio que desplazarse a alguno de los municipios cercanos del Valle de Ricote, lo que origina una mayor dependencia para las personas más mayores que no disponen de vehículo propio. En toda España había a finales del pasado año 1.200.000 ciudadanos que no contaban con un cajero en su municipio.