El territorio murciano cuenta con más de 35.000 hectáreas dedicadas a viñedos donde se producen vinos tintos, rosados y blancos, que resultan el homenaje perfecto a toda una tradición vitivinícola heredada de la cultura íbera y romana.

Son las condiciones climáticas del Mediterráneo, junto a la orografía propia de la Región, lo que otorga a sus caldos unas características que los hacen únicos y reconocidos mundialmente en el sector de la enología. Tierra de vino y felicidad, inseparable el uno de la otra, quedando reflejada la calidad de su producto por medio de cada una de las tres Denominaciones de Origen que conviven en ella. Bullas, Jumilla y Yecla enarbolan con orgullo la bandera del buen hacer vitinícola, representado en sus respectivas rutas del vino, enormemente disfrutadas y repetidas por aquellos que las realizan.

D.O. Bullas

Hablar de vino en Bullas es hablar de la uva Monastrell, responsable de dotar a los caldos bullenses de personalidad propia a base de un color, aroma y sabor tan reconocidos que son capaces de perdurar no solo en el paladar de quienes los disfrutan, sino también en su memoria.

D.O. Bullas

D.O. Jumilla

El secreto de la calidad de sus vinos descansa en la variedad de tipos de uva que se utilizan en la zona, aunque la Monastrell sigue destacando sobre el resto. Los vinos suaves (pero con gran cuerpo) conviven con crianzas y reservas, dejando expresar a los dulces toda la concentración de esta uva.

D.O. Jumilla

D.O. Yecla

A lo largo de más de 7.000 hectáreas de viñedos se puede palpar la tradición vitícola presente en esta población del Altiplano murciano. Sus caldos han ido evolucionando hacia matices más elegantes y equilibrados, sin perder su frescura ni su valorada riqueza aromática.