Lo anunciaba al mediodía de ayer el delegado del Gobierno, José Vélez, en un comunicado: había dado «instrucciones para que se refuerce el dispositivo de seguridad de la Guardia Civil» de cara a la tarde, con el fin de que no se produjesen incidentes similares a los que se vivieron en Jumilla el lunes.

En previsión de que las protestas se pudiesen recrudecer, miembros de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) del Instituto Armado se desplegaron ayer en el municipio, aunque desde el principio los ánimos estaban más conciliadores. Era un día de tributos.

Marta, novia de Kevin, hacía un llamamiento a la calma («quiero que estén todos tranquilos y pidamos, en nombre de él, la Justicia que se merece») y solicitaba, entre sollozos, homenajear a Kevin con velas y «globos azules, que era su color favorito y es el color de la amistad». «Hemos traído unos altavoces, vamos a poner la música que él escuchaba», indicaba la chica, que dijo haber estado «súper mal, tomando medicamentos, tranquilizantes» tras lo sucedido. «Hasta ayer (por el lunes) no podía levantar el brazo, me dolía mucho», destaca.

La joven, que afirmó sobre las protestas violentas que «el pueblo se dejó guiar por la rabia», reiteró que la actuación policial falló, porque «Kevin estaría vivo» si los agentes, hubiesen actuado de otra forma.

«Todos somos Kevin», clamaban los vecinos de Jumilla en el homenaje, compuesto de velas, aplausos, una hoguera y globos azules al cielo.