La proliferación de roedores ha comenzado a ser un problema de sanidad vegetal desde hace pocas semanas en la Región de Murcia. Su presencia en el Campo de Cartagena, la huerta de Murcia y en las zonas forestales que dividen ambos espacios geográficos preocupan especialmente a los agricultores de cítricos y, sobre todo, de algarrobos. No hace ni dos años que el cultivo de algarrobo, o garrofa, comenzó a despegar en la Región de Murcia tras años en decadencia por los bajos precios y la falta de viabilidad comercial. Con el sector agrícola capeando los efectos de la pandemia, las ratas se han cruzado en su camino, al igual que la proliferación de conejos en algunos territorios de la comunidad.

El departamento de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura ha detectado importantes daños en los cultivos de cítricos y algarrobos en el Campo de Cartagena. Ambos tipos de arbolados suponen un refugio perfecto para las ratas, que acaben por roer ramas y troncos e impiden el crecimiento de las producciones. Las soluciones que se plantean ante tal problema son pocas, ya que los agricultores tienen terminantemente prohibido el uso de raticidas ante el riesgo de que el veneno pueda entrar dentro de la cadena alimentaria. La menor presión de depredadores como las aves rapaces también está ocasionando su proliferación por estos campos.

Esta plaga no solo se circunscribe a zonas agrícolas, sino también a áreas forestales. Y es que la presencia de roedores también está afectando a ejemplares de algarrobo en el parque regional El Valle y Carrascoy.

Los cultivos en las diputaciones que rodean la ciudad de Cartagena, así como la gran mayoría de producciones en Fuente Álamo se están viendo afectadas. Durante las últimas semanas las llamadas a la Consejería de Agricultura por parte de agricultores preocupados por esta situación han crecido, y una de las soluciones planteadas es la instalación de jaulas trampa en las fincas afectadas para reducir la presencia de los roedores.

Joaquín Navarro, agricultor con producciones de algarrobo y almendro en unas fincas al norte de Fuente Álamo, pegadas a la sierra de Carrascoy, ha visto mermada su producción por los roedores desde el pasado verano. Mantiene unas 25 hectáreas de algarrobos (1.200 árboles) y 75 hectáreas de almendro (12.000 ejemplares). «Casi todos los vecinos agricultores de esta zona están teniendo el mismo problema. Se pueden llegar a comer entre un 10 y un 20% de la producción, y es un problema que tiene difícil solución», señala ante la imposibilidad de emplear veneno contra las ratas, pero ha comenzado a instalar jaulas trampa en sus terrenos. Las ratas también han llegado a producir daños en su almacén, destrozando los cables de las maquinarias para los almendros y los tractores.

Ratas en restos de podas

Sanidad Vegetal también ha detectado un problema del que ya se venían quejando los huertanos de Murcia. La acumulación de restos de podas en la huerta, ante la prohibición de quemarlos y la dificultad para acceder a la maquinaria que los tritura, ocasionan una proliferación de ratas que afectan incluso a los cultivos de cítricos.