Desde el inicio de la pandemia, toda la sociedad española se ha visto sujeta a realizar grandes cambios, y la enseñanza militar no ha sido una excepción. Como cualquier otro centro educativo, las medidas a adoptar en los centros de enseñanza de la Armada han pasado por la creación de grupos burbuja y el incremento de la enseñanza online, entre otras. Pero la Armada ha tenido una dificultad añadida para desarrollar el curso académico con normalidad por su gran número de enseñanzas prácticas y físicas para formar a los oficiales y, especialmente, donde los alumnos de algunos cursos se forman en régimen de internamiento como es en la Escuela de Infantería de Marina ‘General Albacete y Fuster’ (Eimgaf) de Cartagena.

En guerra contra el coronavirus

En esta Escuela, los sesenta docentes y casi 200 alumnos en formación para soldados y suboficiales han tenido que hacer un gran esfuerzo para adaptarse a las medidas sanitarias en vigor y cumplir con las tareas y plazos programados durante el curso, además de frenar los contagios y brotes de covid-19 en la Escuela, que se suelen producir a la vuelta de los periodos de vacaciones.

Los alumnos, incluso los profesores, se han visto obligados a dejar atrás ese espíritu de ser una piña tan característico que crea la convivencia al compartir los entrenamientos, las clases y camaretas, ya que este curso solo pueden moverse con su grupo burbuja, de cuatro a seis alumnos; las camaretas y zonas comunes se reducen al 50% de su aforo y muchas de las clases teóricas o civiles se hacen online, con los alumnos solos en sus cuartos o asistiendo de manera presencial en grupos reducidos de unos quince estudiantes. Incluso para realizar las salidas recreativas los fines de semana tienen que hacerlo con su burbuja establecida y de forma escalonada.

Para el comandante y jefe de instrucción de la Eimgaf, Miguel Ruiz del Árbol, los alumnos se han adaptado «sorprendentemente bien a la enseñanza online», a pesar de estar en cursos bastante prácticos y están sacando «notazas», aunque reconoce que «no es el método ideal».

El estudiante para suboficial Francisco Vázquez Parente respalda esta idea. Desde su camareta, que ahora no comparte con nadie por la limitación de aforo, atiende a las clases en su ordenador y avanza en su proyecto final de curso. «El proyecto final es por parejas y lo hacemos conjuntamente en Drive desde la distancia. Nos organizamos bien y no me ha perjudicado la covid en este aspecto», indica.

Cuando tienen enseñanza presencial, para respetar la distancia de seguridad y el límite de aforo, una quincena de estudiantes asiste a clase con el profesor y la otra se instala en la clase de al lado con un cañón que proyecta la explicación del docente.

Inalterable a la covid-19

Por el resto, todo es como una clase corriente. Los estudiantes pueden tomar notas en los ordenadores de las aulas, a no ser que la información esté clasificada en la Red de Propósito de Guerra. Inalterable a la covid sigue una parte del método de enseñanza militar que consiste en que los alumnos de primer curso, el más teórico, comienzen a llevar el casco y el chaleco antibalas durante sus clases y actividades diarias, de manera que entren en contacto real con el oficio. En el tramo final del curso, a partir del mes de abril, este uniforme pasa a ser «como su segunda piel», resaltan los docentes. El estudiante en primero de suboficial Caballero Roca reconoce que al principio es incómodo por su peso. En cambio, dice que no lo lleva ni un mes y ya se ha acostumbrado.

A pesar de que la enseñanza militar ha podido adaptarse perfectamente al método bimodal y no ha causado grandes escollos durante este curso, los docentes hacen todo lo posible para continuar con la enseñanza presencial, que es la que imprime el marchamo de calidad al resultado. «Son alumnos que van a liderar a hombres y mujeres. La enseñanza presencial también implica formación humana», explica el comandante Ruiz. Aun así, mucho se temen que el curso que viene la enseñanza online continuará.

Profesores vacunados y camarotes de aislamiento para frenar los brotes de covid

Durante este curso se han producido varios brotes en la Escuela, afirman desde esta institución, especialmente después de que los alumnos pasaran periodos prolongados fuera del Centro. El más recientes fue la última semana de marzo con veinte soldados contagiados. 

En estos casos, la Escuela dispone de camaretas para que cumplan su periodo de cuarentena tanto ellos como sus contactos estrechos. Se les pone un plan de entrenamiento especial que puedan llevar a cabo durante su aislamiento, para que no pierdan la forma física, y también continúan con el ritmo de clases de manera online. 

Por otro lado, los profesores de la Escuela ya se están vacunados. Se ha realizado la inoculación de la primera dosis durante la primera semana de abril con la vacuna AstraZeneca sin que se haya producido ninguna incidencia que reseñar, informa la Armada. La Eimgaf cuenta con su propio Servicio de Sanidad, que dispone de test PCR y de antígenos de Defensa con los que realizan pruebas continuamente a profesores y estudiantes, especialmente después de las vacaciones.