Estamos en un momento clave. La transición ecológica nos ha impulsado para acelerar las dinámicas y caminar hacia una agricultura más eficiente, más respetuosa con el entorno y ambientalmente sostenible. Innovadora y tradicional a la vez. No hay que olvidar que la comarca del Campo de Cartagena presenta uno de los regadíos más tecnificados y productivos del mundo.

En este ineludible tránsito hacia la sostenibilidad, debemos dar pasos firmes, arriesgados y comprometidos, pero debemos hacerlo de forma transversal y simultánea para ser eficaces, sin dejar a nadie atrás.

Desde Fundación Ingenio estamos comprometidos con la agricultura del futuro y abordamos los retos que plantea con ilusión, trabajo y un tejido de pequeñas y medianas cooperativas familiares, arraigadas en la zona, que son un ejemplo de compromiso y esfuerzo. El valor de nuestra agricultura es incuestionable: asociado a un importante entorno agrícola es una relevante fuente de empleo y de generación de riqueza, potenciador de las exportaciones, fijador de población y elemento dinamizador de la actividad social del territorio donde se desarrolla.

Sin embargo en los últimos tiempos ha surgido una corriente dentro del ecologismo que sitúa al sector agrario como origen de todos los males que acechan a nuestro querido Mar Menor. La agricultura es presa fácil y se nos ha acusado de manera injusta de la degradación de la laguna, que como todos sabemos —y la comunidad científica corrobora— se debe a causas multifactoriales y diversas.

Creemos en un ecologismo sensato. La transición ecológica debe ser sostenible y justa socialmente para todos y debe conjugar políticas, medidas y actuaciones ponderadas que permitan compatibilizar el desarrollo social con el respeto ambiental.

Los criterios técnicos y la comunidad científica deben guiar esas pautas. Es posible llegar a un consenso, a una situación en la que todos avancemos y nadie se quede rezagado.

En concreto, en relación al Mar Menor y las soluciones para velar por su preservación sin destruir nuestra agricultura, existen muchos falsos mitos, que han calado en la población. Vertidos, contaminación, derroche de agua, malas prácticas, trabajo precario… Son muchas las ideas preconcebidas que en ocasiones la sociedad proyecta sobre nuestro sector que se basan más en mantras que en hechos e información real.

Desde hace unos meses estamos trabajando en un decálogo donde la ciencia, la técnica, informes y datos muestran que todos estos mitos, no ya es que sean falsos, que lo son, sino que además son lesivos y profundamente injustos para nuestro sector.

Basta un ejemplo. Tradicionalmente se ha comentado que la agricultura del Campo de Cartagena hace un uso indiscriminado del agua, un bien escaso en la Región y que, además, en tiempos de sequía y escasez de lluvias se hace todavía más preciado.

La Región de Murcia se asienta sobre una zona árida en la que, gracias a las innovaciones tecnológicas se ha conseguido destacar como uno de los sectores agrícolas más productivos de Europa.

¿Cómo se ha conseguido esto? Por muchos factores, pero, sin duda, uno de los más destacados es la innovación. El Campo de Cartagena sufrió un intenso proceso de modernización desde 1996 hasta 2010: sustitución de control por mecanismos de telecontrol, instalación de equipos de medida de balsas y tuberías principales, agrupación de estaciones de bombeo, aumento de la capacidad de almacenamiento y la incorporación de las tecnologías de la información y comunicación.

Este avance tecnológico ha permitido crear un reparto mucho más equitativo y transparente del agua en la Región. Conocemos la trazabilidad de cada metro cúbico que se distribuye por la red, lo que nos permite favorecer el ahorro de agua, la disminución del consumo y el coste energético. Eso sí, Fundación Ingenio siempre se posicionará en contra de aquellas acciones que queden fuera del marco legal.

El 98% de los cultivos del Campo de Cartagena ha implementado el sistema de riego por goteo, en el resto de España esta cifra no llega al 50%. Es un éxito colectivo que debería servirnos de orgullo a todos los murcianos.

Existen otros mitos que iremos desmontando, pero no para favorecer una defensa estéril y endogámica de nuestros intereses, sino más bien para promover un debate constructivo y pausado que llegue sin adulterar a la opinión pública y que cada cual pueda sacar sus propias conclusiones. Sabemos que es una tarea difícil, pero creemos que desde la humildad, el sosiego y la información veraz podremos aportar nuestro granito de arena. Al fin y al cabo, los agricultores somos los más interesados en conservar el preciado medio ambiente en el que trabajamos día a día.