Los hosteleros temen que el cambio de la hora que entra en vigor este fin de semana les dejará sin clientes a la hora de servir las cenas, que suponen el 35% de la facturación diaria de los bares y restaurantes. La patronal regional Hostemur y la Croem han tratado de convencer a la Comunidad Autónoma para que aplace el toque de queda desde las 22.00 hasta las 23.00 horas, porque consideran que nadie se va a sentar «a cenar de día».

Tras un año de duras restricciones a causa de la pandemia, que han obligado a cerrar los establecimientos de forma intermitente cada vez que repuntaban los contagios, los empresarios ven con temor cómo se van alargando los días, porque el horario de las cena quedará cada vez más reducido.

Si el toque de queda se mantiene como está ahora, en pocas semanas estará de día cuando llegue la hora de volver a casa, por lo que tendrán que cerrar a la hora en que podrían conseguir las mayores ventas.

El presidente de Hostemur, Jesús Jiménez, explicaba que «nadie se va a sentar a cenar a las ocho y media de la tarde», para que le dé tiempo de acabar con un margen suficiente para llegar a su casa.

La patronal ha tratado de convencer al Gobierno regional de que «el resto de comunidades también quiere contener la cuarta ola», pero están aplicando el acuerdo adoptado por el Ministerio y las comunidades autónomas que les permitiría ganar la hora más productiva para la hostelería.

Hostemur sostiene que los ingresos generados por las comidas no dan para sacar adelante los bares y restaurantes con las limitaciones de aforo existentes, porque el consumo de los clientes que reciben a mediodía es menor que el del turno de noche.

Jesús Jiménez lleva meses quejándose de que Murcia mantiene los horarios más restrictivos, a pesar de que la incidencia de la covid es mucho más reducida en la Región que en otras comunidades en las que se permite abrir a los establecimientos hasta las 23.00 horas.

Y siempre ha mirado con envidia a Madrid, que no ha llegado a cerrar la hostelería cuando en la Región estaba todo el sector cerrado a cal y canto.

Otra primavera sin procesiones ni fiestas en la calle

La hostelería de la Región afronta la segunda primavera sin procesiones ni fiestas en la calle. La suspensión de los desfiles pasionales que deberían celebrarse a partir de este fin de semana en todos los municipios de la Región y el cierre perimetral que impide la llegada de visitantes de otras comunidades autónomas supone otro golpe para la hostelería y para el comercio, dos sectores que obtienen en estas fechas gran parte de su facturación anual. Además, las limitaciones impuestas a las celebraciones privadas tampoco permiten que se recupere la actividad ligada a las celebraciones y banquetes.