¿Se acuerdan de aquellos aplausos desde los balcones del primer confinamiento? La gala Importantes de La Opinión de 2020 se convirtió en un aplauso, un aplauso limitado por las restricciones de aforo pero un aplauso enorme del conjunto de la sociedad murciana a todos aquellos que han puesto de su parte para que este año trágico fuese un poquito menos trágico. Sanitarios, limpiadores, transportistas, policías... Hasta doce sectores distintos merecieron el reconocimiento de este diario en unos galardones con una corta historia pero que han servido para poner en negro sobre blanco a los murcianos que han destacado en sus ámbitos de actuación y que sirven de inspiración para el resto. Pero más que nunca, este año tocaba hablar de valores, de solidaridad, de trabajo en equipo, de esfuerzo para ayudar a los demás cuando todo se viene abajo.

Sin los abrazos de otros tiempos, con distancia de seguridad, con aforo limitado, con extremas precauciones a la hora de entregar los premios... La gala Importantes fue la más excepcional de cuantas se han celebrado. El emblemático Teatro Romea no se pudo llenar esta vez, no era lo recomendable. Pero se vivió un ambiente acogedor en una gala algo más corta de lo habitual y en la que la periodista Carmen María Conesa y el músico Oché Cortés ejercían de maestros de ceremonias. Un evento que, un año más, no hubiera sido posible sin el apoyo de Estrella de Levante, Grupo Hefame, Colegio Oficial de Enfermería de la Región de Murcia, CROEM, Grupo Fuertes, Repsol, Bodegas Hijos de Juan Gil, CaixaBank, Asamblea Regional, Coinbroker Correduría de Seguros, Universidad de Murcia, ISEN Centro Universitario y la Comunidad Autónoma.

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Gala de los Importantes de La Opinión Juan Carlos Caval

La celebración de este acto ha sufrido múltiples vaivenes, siempre pendientes de la evolución de las olas y de la posibilidad o imposibilidad de acoger un evento de estas características. Como recordaba el director del periódico, José Alberto Pardo, la opción de dejar esta gala para un futuro más halagüeño estaba sobre la mesa, pero hubiese sido una lástima «que todos los esfuerzos y valores que representan los premiados quedaran sin al menos un reconocimiento público».

Unos premiados que son «en la mayoría de los casos, personas anónimas, representantes de sectores que han estado, cada uno a su manera, luchando en primera línea contra la covid». «Este maldito 2020 no podía quedar sin reconocimiento, sin un simbólico aplauso multitudinario», manifestó el director de este diario.

Inauguraba el acto José Ballesta, en su última aparición pública como alcalde de Murcia. En su discurso, apeló a los valores, a la importancia de los «ideales, que son imprescindibles para dar contenido a cualquier proyecto». Unos ideales que representan los premiados en esta edición de los Importantes, «representan el conocimiento, la voluntad de progresar realmente, el afán de mejora y el imprescindible impulso a la educación y a la investigación científica», subrayó Ballesta.

Sin embargo, se mostró apesadumbrado por las circunstancias actuales y la deriva de la sociedad: «Vivimos tiempos de pasiones tristes que todo lo reducen al nihilismo y al relativismo», manifestó en un discurso especialmente profundo.

A partir de entonces, los presentadores fueron dando paso a los premiados y a los encargados de acompañarles a la hora de recoger el premio, que consiste en la plancha original de la doble página que en su día les dedicó LA OPINIÓN.

Premiados antes del covid

Tocaba remontarse a enero de 2020. Tiempos felices, pensábamos. Recordaba Oché Cortés que ya se escuchaban los ecos del covid-19 desde la ciudad china de Wuhan mientras occidente continuaba con su frenético ritmo de vida hasta que todo se vino abajo. Pero aún en enero y febrero la dinámica de los Importantes era la de años anteriores. La fundación Ambulancia del Deseo recibió el primer galardón del año;un grupo de cincuenta trabajadores liderados por José Manuel Salas, Carolina Cánovas, Laura Juguera y Manuel Pardo, que ayudan a los enfermos y a los hospitalizados a cumplir sus sueños antes de que sus vidas agonicen.

Llegaba después el momento de la cultura, que fue algo así como un hilo conductor de la gala, siempre presente. En febrero se premió a la artista Sonia Navarro por su exposición Lindes, camino memoria en la Sala Verónicas de Murcia. Una mujer que ha expuesto en Arco y que hace veinte años «soñaba con ser artista».

Y de pronto, el apagón.

Sobre el escenario oscuro del Teatro Romea emergía la figura del joven guitarrista Miguel Solana, que interpretaba Tears in heaven, de Eric Clapton. Lágrimas, las que llegaron en el mes de marzo acompañadas de encierro, de dolor y de muerte.

Muertes que habrían sido muchas más de no ser por el esfuerzo de unos sanitarios a los que representaba en la gala una enfermera en la UCIdel Hospital Virgen de La Arrixaca, Carmen Antolino Escribano. El premio, como no podía ser de otra manera, iba dedicado a todo el personal sanitario: «Ha sido un año muy difícil pero gracias al trabajo en equipo y a la implicación de todos hemos conseguido salir adelante».

A un lado y otro de la trinchera

El discurso más emotivo llegó de la mano del investigador Damián García, un cirujano murciano afincado en Madrid: «Esto va por los pacientes, hemos visto mucho sufrimiento. Ellos nos pedían a los investigadores que fuéramos rápido, yo les pido perdón por no haber podido disminuir ese sufrimiento. Sabemos lo que sufren porque todos hemos estado en un lado y en el otro de la trinchera. También han enfermado y han muerto colegas nuestros, sabemos lo que se siente», manifestó ante el aplauso del público.

No se queda atrás el mérito de los farmacéuticos, representados en la persona de Esther Belén Hernández, que recordaba que de la noche a la mañana su labor se convirtió en fundamental y mostró su disposición a acompañar a los pacientes «hasta que todo este termine». «Nos sentimos abrazados por la sociedad», dijo.

Por supuesto, también había que homenajear a los voluntarios, importantísimos en esta pandemia. En nombre de ellos, recogió el premio la voluntaria Catalina Sánchez, de Cruz Roja.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad también redoblaron sus esfuerzos para controlar la movilidad y velar por el cumplimiento de las normas. Un guardia civil, Gonzalo Álvarez deMiguel, y un policía nacional, Francisco del Cerro, recogieron el galardón y mandaron un mensaje a la sociedad:«No somos sus enemigos, estamos aquí para ayudar».

La gala no podía finalizar sin reivindicar a los transportistas, que con el mundo detenido seguían en la carretera para que no faltara de nada, o a los hosteleros, que por la esencia de sus negocios han sufrido más que otros sectores los cierres. Francisco Molina sacó durante la pandemia su lado más solidario y acabó su discurso con una reflexión:«Esta crisis nos ha enseñado que hay que bajar un poco los pies y que entre todos podemos mejorar el mundo». Clave también ha sido el comercio local, «que además de dar vida a las calles ha dado una atención personalizada al cliente, que muchas veces lo que necesita es desahogarse», como recordó Belén Martínez.

Desde los docentes, «haciendo un enorme esfuerzo para adaptar todo el material físico al formato digital», como destacó el profesor cartagenero Rubén Martínez, hasta los niños, representados por el aguileño Pablo Duro, de 11 años; todos ellos han dado lo mejor de sí para adaptarse a estos tiempos convulsos. También el sector de la limpieza, al cual se sintió muy orgullosa de pertenecer Rosa María Campuzano: «Es un sector poco valorado, pero de nuestro trabajo depende la salud de muchos».

Y, por su puesto, la cultura. Isaac Vivero representa a las salas conciertos de Murcia:«La Región es un referente en la escena musical, pero las salas llevan un año cerradas por considerarlas ocio nocturno. La cultura es un bien de primera necesidad que hay que apoyar», reivindicó, antes de que se cerrara la gala con la actuación musical de Dobleme

Así fue la gala en directo