La pandemia originada por la covid-19, cuyos efectos a nivel mundial se están dejando ver desde hace algo más de un año en todos los niveles de la sociedad, no solo ha cambiado la manera en la que las personas interactúan entre ellas en su día a día. Ya no se ven besos ni abrazos en la calle, los apretones de manos han sido sustituidos por el choque de codos, y el contacto físico en términos generales ha ido perdiendo fuerza; algo totalmente lógico, por otra parte. Llegados a este punto, las personas también han tenido que modificar su forma de relacionarse en el espacio social más cercano a la intimidad de su hogar, ese que les sirve de ‘barrera’ con el mundo exterior: la comunidad de propietarios.

Las medidas de protección contra el coronavirus fueron paulatinamente adoptadas por la sociedad como algo rutinario, pero, aunque dichas medidas fueran respetadas en las comunidades de vecinos por todos y cada uno de ellos, fueron necesarias unas propias pautas de actuación para estos espacios. La gran mayoría de estas medidas afectan a lo que se conoce como zonas comunes, esos espacios a los que todos los vecinos de la comunidad tienen acceso. Por ello, resulta comprensible que el protocolo marque la obligatoriedad del uso de la mascarilla en estas zonas.

Algunas comunidades de propietarios optan por la realización telemática de las juntas, previo acuerdo general

Su limpieza y desinfección también es un punto importante a tener en cuenta, por lo que reforzar estas labores, sobre todo en aquellas zonas sensibles en las que el contacto puede ser mayor (pasamanos, botones del ascensor, acceso al portal), se antoja una de las pautas más reseñables en este protocolo anti covid-19.

El ascensor también podría ser entendido como un ‘foco’ de contagio, y es por ello que desde las administraciones de fincas se ha animado desde el comienzo de la pandemia a usarlo única y exclusivamente cuando sea necesario y siempre en solitario, aunque la opción más aconsejable es el uso de las escaleras.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es el de las juntas o reuniones de propietarios, pues si bien han sido formalmente prohibidas en algunas comunidades autónomas, en otras aún no está del todo claro el procedimiento a seguir para su celebración. Ante esto surge la alternativa de la realización de las mismas por medios telemáticos, aunque para ello debe haber sido aceptado con anterioridad por la comunidad al completo, y es que no todos los vecinos tienen acceso a las herramientas online, o incluso pueden llegar a temer que el normal funcionamiento de la reunión se distorsione.