Celso E. A. y José Antonio H. entraron a robar en una casa de la pedanía murciana de Gea y Truyols y violaron brutalmente a la mujer que allí vivía, una británica de 51 años de edad. Lo consideró probado el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia y ahora lo ha confirmado el Supremo, en una sentencia dictada después de que estos individuos recurriesen al alto tribunal.

Los hechos tuvieron lugar en mayo de 2016, en un domicilio de la urbanización de La Tercia, en la citada localidad de Murcia. Allí entraron estos sujetos, (en compañía de otros que no han sido identificados) con intención de robar, y apalearon y agredieron sexualmente a la mujer que residía ahí en compañía de su hermana mayor, la cual había salido en el momento del ataque. El relato de hechos probados detalla cómo «la inmovilizaron contra la cama, le taparon la boca para que no pudiera gritar, le abrieron las piernas, le arrancaron la ropa interior» y la agredieron sexualmente con un objeto. «La sacaron de la habitación y la volvieron a arrastrar por el pasillo. Luego, intentaron quitarle el anillo que llevaba puesto, la golpearon nuevamente para, al final, extraerle dos anillos. De nuevo volvieron a golpearla fuertemente y le ataron los tobillos y las manos, y le introdujeron en la boca un cojín. En algún momento, ella se desmayó. Ella llegó oír cómo suena el claxon de un vehículo y los tres asaltantes salieron apresuradamente de la vivienda» prosigue el Supremo.

Quien había hecho sonar el claxon era la hermana de la víctima, que llegó a ver a los asaltantes y trató de impedir que escapasen, pero ellos la golpearon y huyeron. Se llevaron un botín en el que había cajetillas de tabaco, zapatos, perfumes, ordenadores, anillos, gafas, bolsos de piel, relojes con diamantes y una cámara de vídeo, entre otros efectos.

Casi quince meses después de los hechos, la Benemérita capturó a tres sospechosos. La inspección ocular que se llevó a cabo en la vivienda y las pistas que en la misma aparecieron llevó a los investigadores a estos individuos: había ADN en un pasamontañas que dejaron olvidado en el jardín, por ejemplo. Sin embargo, uno de ellos, menor de edad, fue detenido y al poco quedó en libertad. Los otros dos, de 19 y 34 años, son los condenados por los hechos.