Al grito de «libertad, libertad», volcaban un contenedor de vidrio, dejaban los cristales tirados por la carretera y seguían corriendo, por las calles de una ciudad vacía debido al toque de queda. Clamaban «arriba España» y los vecinos captaban desde sus casas, con sus teléfonos móviles, las escenas: bengalas, una intentona de barricada que se quedó en nada y, según palabras de los testigos, un grupo de «gilipollas» violentos.

Ciudadanos de la Región también mostraban hoy su desacuerdo con estas conductas. «Por si no tuviéramos bastante con lo que tenemos encima, cuatro idiotas tocando las narices», apuntaba una mujer, de nombre Maca. Otra, proponía, con ironía, tirar «desde los balcones cubos de agua con polvos de esos que lleva el spray anti personas», al tiempo que sentenciaba que estos violentos «sean de la ideología que sean, son vándalos».

Coincidían muchos murcianos hoy en sus redes sociales en que estas concentraciones «están promovidas por la extrema derecha». Otros sugerían: «Me da igual quién la líe, que venga el Ejército y se haga cargo».

«Esto es inconcebible. Vaya una sociedad que se ha creado de odio y vandalismo», lamentaba otra persona.

«Pues lo mismo lo del toque de queda tiene sentido y a esa hora hay algo en las calles que te vuelve subnormal profundo. Como a los de anoche. El virus de la imbecilidad. Para ese no hay cura ni vacuna», opina el laureado escritor Miguel Ángel Hernández.

Otro hombre, José, trataba de entender lo sucedido al apuntar que «la violencia nunca está justificada, pero, cuando las personas no tienen otra salida, de alguna manera hay que sobrevivir». «Si los gobiernos, sean del color que sean, no hacen su trabajo, el pueblo la única forma que tiene de demostrar su descontento son manifestaciones y el desorden público, porque las manifestaciones les da igual», subrayaba. «De hambre siempre te mueres y por el virus está claro que la mortalidad es muchísimo menor», indicaba José.

Afortunadamente, en Murcia y Cartagena las protestas no alcanzaban la violencia que sí se ha visto en otras ciudades, con saqueos incluso. Gritaban «arriba España» y desde algunas ventanas les respondían: «gilipollas». Decidían que lo mejor era arremeter contra los contenedores de vidrio de Ronda de Levante, y los volcaron en la calzada. Organizaron las convocatorias por Internet, quemaron mobiliario urbano, les contestaron con insultos desde los balcones y muchos expresaron su intención de «volver a liarla» otra noche. Estas escenas las tuvieron que sufrir anoche vecinos de Murcia y Cartagena.

«Qué gilipollas, qué subnormales. Llamad a la Policía, fuera de bromas», comentaban quienes los veían desde sus casas. En la capital de la Región, los servicios de Emergencia se emplearon a fondo apagando fuegos, literalmente. En Saavedra Fajardo, en Embajador Inocencio Arias y en la zona de Centrofama alguien pegó fuego a contenedores. El grupo que montó los disturbios estaría integrado por unas treinta personas. Hicieron un amago de barricada en la Circular, donde habían quedado en su convocatoria vía Instagram, aunque al final se limitaron a tirar unas bengalas y seguir corriendo por las calles, sin respetar el toque de queda impuesto para tratar de frenar los contagios de coronavirus.

Más destrozos en la ciudad portuaria

En el caso de Cartagena, tres detenidos y follones similares. La Plaza España acogía a las nueve de la noche a medio centenar de jóvenes, concentrados en el centro de la ciudad para protestar contra las medidas de seguridad impuestas para frenar la expansión del coronavirus.

A través del mensaje de una cuenta de Instagram, en la que pedían libertad de movimiento y la retirada del toque de queda, instaban a los jóvenes cartageneros a «liarla esta noche» y concentrarse en el centro, a imagen y semejanza de los violentos de Burgos y Barcelona a los que habían visto por redes y en la rele.

Tras conocer dicha información y expectantes por lo que pudiera suceder, dos furgones blindados de la Policía Nacional y varias patrullas de la Policía Local aguardaban a los posibles manifestantes.

Tras la llegada de varias decenas de jóvenes, que según fuentes policiales no superaban los 19 años de edad, los agentes comenzaron a pedir identificación a los chavales. En ese momento, varios increparon a los agentes, provocando una fuerte discusión y posterior forcejeo, que acabó con dos detenidos en La Plaza España. Tras los hechos, el resto de jóvenes comenzó a dispersarse, dejando la plaza vacía. El saldo total, tres arrestados: después hubo otro.

No solo en la Región: la Policía Nacional disolvía a más de un centenar de personas que han intentado cortar la Gran Vía de Madrid quemando contenedores y formando barricadas contra las restricciones impuestas para evitar la propagación del coronavirus.

El viernes por la noche, catorce personas eran detenidas, dos de ellas menores de edad, y treinta personas acababan heridas -20 agentes de los Mossos d'Esquadra, 3 guardias urbanos y siete ciudadanos- en los violentos incidentes que se registraron en el centro de Barcelona, con saqueos incluidos.