La patronal de hostelería teme que la crisis desencadenada por el coronavirus acabe provocando el cierre del 30% de los establecimientos de la Región, según apuntó el presidente de la Asociación de Bares de Hostemur, José María Rubiales. Las limitaciones impuestas en la desescalada para mantener la distancia de seguridad entre los clientes y la incertidumbre sobre las posibilidades de acceder a las playas convierten el verano en una incógnita para los empresarios y autónomos con pequeños negocios, mientras que un informe del Banco de España confirma que el sector será el más castigado por la destrucción de empleo junto con el comercio.

La Región empleaba a unas 45.000 personas en la hostelería antes de la pandemia entre los puestos de trabajo directos y los inducidos. El informe titulado Transferilidad de habilidades de los trabajadores de los sectores potencialmente afectados por la Covid-19, que firman Brindusa Anghel, Aitor Lacuesta y Ana Regil, apunta que, sumando la hostelería y el comercio, Murcia tiene 87.000 empleos en los dos sectores más amenazados por el impacto de la crisis sanitaria, que representan el 18% de los ocupados.

Sus autores confirman los temores de los hosteleros, que tratan de arañar espacio en las terrazas como única forma de aumentar su facturación en una etapa de la desescalada en la que todavía no están permitidos los desplazamientos entre provincias y se obliga a los viajeros procedentes del exterior a guardar una cuarentena, lo que mantiene suspendidos los vuelos en el aeropuerto de Corvera.

En la fase 2 de la desescalada en la que se encuentra la Región, los establecimientos pueden abrir la mitad de las mesas en interior y en las terrazas, pero el presidente de la Asociación de Bares tiene claro que con el 50% del aforo no será posible mantener el empleo. José María Rubiales ve peligrar unos 15.000 puestos de trabajo en la Región.

El informe del Banco de España señala que «el distanciamiento social adoptado por las autoridades tiene efectos muy diferenciados por sectores de actividad, incluyendo, en algunos de ellos, el cierre forzoso. Por otro lado, la especialización productiva condiciona las relaciones intersectoriales del tejido empresarial, vínculos que desempeñan un papel clave en la propagación de shocks a lo largo de la cadena de producción».

El estudio del instituto emisor añade que el impacto de la destrucción de empleo será más duro «entre los trabajadores de las ramas más afectadas», pero también castigará de forma más cruda a «la proporción de mujeres, de jóvenes y de colectivos con menos formación, escasa experiencia y contratos temporales».

Por otra parte, tienen pocas posibilidades de encontrar empleo en otras actividades. «El análisis a partir de las tareas realizadas por los trabajadores de los diferentes sectores sugiere que la movilidad potencial de los empleados más perjudicados por la crisis es escasa, especialmente en la hostelería y el comercio, debido en parte a la limitada intensidad de uso en esos sectores de las tareas asociadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones, la escritura, la lectura y las habilidades numéricas», según recoge el informe.

Sin embargo, «los trabajadores de ramas relacionadas con el transporte de mercancías y actividades de ocio o recreacionales podrían tener más oportunidades de encontrar un empleo en otras áreas. Estos resultados plantean la necesidad de apoyar la formación en determinadas habilidades de los potenciales desempleados de los sectores más afectados por la pandemia para poder facilitar así su tránsito hacia nuevas vacantes».