Jabalíes, conejos y hasta un zorro vagando por Los Urrutias. No es nada raro: son animales que aprovechan el descenso de la actividad humana para ampliar su radio de territorio con el fin de, principalmente, buscar comida. Muchos de estos ejemplares se sienten muy confiados y, en su travesía del monte a la ciudad, lamentablemente en más de una ocasión son atropellados por los coches. Los que consiguen llegar a los centros urbanos llaman la atención de los vecinos que, confinados en sus casas, ven la curiosa escena desde la ventana. Hasta pasa con animales que ya vivían en la ciudad: los patos del estanque del Fofó, en Murcia, por ejemplo, ahora campan a sus anchas por las aceras que rodean el parque.

María Dolores García García, doctora en Biología de la Universidad de Murcia (UMU) y especializada en Zoología, apunta que algunos animales se han adaptado bien a entornos urbanos, si bien otras especies no toleran tan bien la presencia del hombre, por lo que hasta ahora se habían visto desplazadas. Y es que «la ciudad es un hábitat creado artificialmente por el hombre, pero ello no evita que otra fauna pueda acceder a ella cuando no estamos», hace hincapié la experta a LA OPINIÓN.

Patos en las inmediaciones del parque de Fofó, en la capital de la Región. Juan Carlos Caval

Deatlla que Murcia de por sí cuenta con una gran cantidad de fauna silvestre en sus alrededores, al no estar urbanizada en exceso, por lo que no es raro ver de por sí animales en las periferias de la ciudad. «Hay aves que no son propias de ciudades y sin embargo se ven en Murcia», comenta.

«Es posible incluso que veamos la vuelta de algunos animales que hasta ahora habían sido excluidos por el aumento de la contaminación o de las actividades humanas según el tiempo que acabe por extenderse el confinamiento», considera la doctora.

Por su parte, Rubén Vives, ecólogo de Ecologistas en Acción de Murcia, destaca que «al haber menos presión sobre la fauna silvestre, esta vuelve a aparecer», al tiempo que apostilla que «al ser una situación excepcional, desaparecerán una vez que la actividad se reanude». «A lo que contribuye el confinamiento es que, por la tranquilidad, animales que ya estén en el sitio se dejen ver con mayor facilidad u ocupen aquellos espacios que ahora lo están (ocupados) por humanos», precisa.

Preguntado por si puede haber plagas a propósito de esta situación anómala, Vives opina que «hablar de plagas es como decir una palabrota». «Es un concepto muy humano, lo que ocurre es que especies ven como su población fluctúa como un pico de sierra, es algo natural; una plaga no es cuestión de número de ejemplares, sino de si el hábitat puede soportarlo», sostiene el ecólogo.

Volviendo a los animales silvestres, el ecologista asevera que «Murcia está rodeada de pequeños pueblos y una zona de agricultura intensiva, la huerta: esto la aísla del medio natural por lo que es difícil» que lleguen a aparecer jabalíes o zorros en la ciudad. «Como mucho, animales pequeños, como roedores, pero estos no se suelen dejar ver», dice.

Sobre especies más pintorescas, «en el Noroeste si se pueden dar más casos, sobre todo municipios que estén pegados al monte y al río, sin barreras con el medio natural, en los que, si ya había animales alrededor, esto haga que se acerquen aún más», indica.

Acerca si cree que se verán más animales, especifica que «la única diferencia que veamos puede ser en la caza; puede ser que ahora se vean algunos ejemplares más, pero esto no tiene por qué suponer un problema para el medio natural ni la agricultura.

Además, existe el fenómeno contrario. Y es que «lo más seguro es que algunos animales salgan de la ciudad hacia fuera», manifiesta Vives. «Por poner un ejemplo: los gatos callejeros están ejerciendo una mayor presión sobre la fauna silvestre a raíz de que hay menos gente en las ciudades, menos basura y, por tanto, menos comida», subraya. De ahí que los felinos se vean obligados a «salir a cazar al exterior, al medio natural, sobre todo aves y reptiles».