'El odio no coge en nuestras calles ni en nuestras aulas. No al pin parental', se leía en una bandera LGTBI que desfiló en el día de ayer por las calles de Cabezo de Torres, en el marco de su desfile de Martes de Carnaval.

La pancarta paseó colgada de una estructura que era una portería de fútbol, y verla desató los aplausos de muchas de las personas que veían el espectáculo.

El Carnaval de Cabezo de Torres tiene más de 135 años de historia. Altas plataformas moradas, mucha pluma, mucha purpurina y ganas de pasárselo bien salieron, un año más, a las calles de la población murciana, una de las que tienen el Carnaval más conocido de toda la provincia. Como es habitual, los integrantes bailaron al aire libre, para gozo y disfrute de oriundos y visitantes, al son de las canciones más de moda del momento.

Las banderas del color del arcoíris eran estandartes en manos de las carnavaleras. Cabezo de Torres apuesta, de esta manera, por poner en marcha un festejo reivindicativo, al igual que hicieron los festeros de Cartagena el pasado fin de semana: en su cortejo de Carnaval hubo un recuerdo para 'Un Mar Menor vivo', con sus tortugas y caballitos.

Unas jóvenes desfilaron en blanco y negro, con bastones al estilo Charlot. Otras directamente parecían llamaradas, con sus trajes inspirados en el fuego, naranja, verde y lila. Otras jóvenes parecía que fueran a echar a volar, ataviadas con vestidos de pájaros. «Más de 1.200 personas de 28 grupos carnavaleros han participado en el gran desfile de Carnaval de Cabezo de Torres, mi pueblo», escribía el alcalde de Murcia, José Ballesta, que fue uno de los asistentes al cortejo.

Se trata, incidió el regidor, de «una Fiesta de Interés Turístico Regional a la que cada año se suman más murcianos». El festejo aspira a que le concedan en breve el reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional.