Unas 400 personas de la Región van a participar en un proyecto europeo cuyo objetivo es desarrollar muebles dotados de dispositivos que permitan controlar las constantes vitales de los mayores que viven solos para vigilar su estado de salud. La iniciativa de la Unión Europea, en la que se han implicado 14 países miembros, es facilitar una vida independiente a personas de edad avanzada que sufren alguna enfermedad o están expuestos a los riesgos que entraña el envejecimiento, pero no necesitan que alguien cuide de ellos. El llamado proyecto Pharaon pretende dotar de mayor autonomía a estas personas, según explicó José Francisco Puche, director del Centro Tecnológico del Mueble y la Madera (Cetem), que interviene en esta iniciativa.

Murcia y Andalucía son las únicas comunidades autónomas en las que se desarrollará esta experiencia piloto de la Unión Europea, destinada a buscar mecanismos capaces de detectar las señales de alarma en el estado de los pacientes monitorizados, que estarán acoplados a la cama o a un sillón, y de alertar a los servicios sanitarios para que intervengan. La información recopilada a lo largo del día sobre las constantes vitales o sobre el comportamiento de las personas que intervienen en la experiencia piloto quedará almacenada en la 'nube' e incluso disparará una alarma en caso de que se detecte una situación de peligro.

También Portugal, Italia, Holanda y Eslovenia desarrollarán experiencias piloto en esta línea de investigación. En el proyecto, que está dotado con 21 millones y arrancará en la Región a partir de diciembre, también participarán el Servicio Murciano de Salud y la Universidad Politécnica de Cartagena. Expertos de estas instituciones y del Centro Tecnológico del Mueble de Yecla serán los encargados de aplicar la inteligencia artificial y la robótica para introducir en las viviendas una tecnología capaz de realizar los controles diarios que necesita un diabético o de detectar una alteración del pulso, una subida de tensión e incluso una caída.

Puche explicó que los dispositivos acoplados a la cama o a una sillón también avisarán en caso de que haya un comportamiento diferente. «Las personas mayores suelen tener costumbres fijas, por ejemplo a la hora de levantarse. Por eso, si alguien sigue en la cama demasiado tiempo, se dispararía una señal de alarma para que los servicios asistenciales averigüen lo que ocurre o avisen a un pariente», precisó. En el experimento participarán unas 400 personas, entre los mayores que van a estar monitorizados y sus familiares, además de medio centenar de profesionales de la sanidad y de los servicios sociales que serán los encargados de hacer el seguimiento de la información.

Puche señaló que en ya existen en el mercado productos tecnológicos que cumplen este tipo de funciones, algunos de los cuales están siendo utilizados por los servicios sociales municipales. «Lo que busca este proyecto es conseguir que todos las tecnologías utilicen el mismo idioma con el fin de que todos los sensores apliquen los mismos protocolos», concluyó.