¿Con qué objetivo decidió escribir este libro?

El objetivo es dar a conocer historias que de forma individualizada no dan para un libro, pero dan para un artículo de investigación. Un artículo de 15 o 20 paginas porque tampoco hay más datos. Por ejemplo hay uno que ya estaba publicado en una revista y lo reedito aquí. El objetivo era juntarlos porque cuando publicas en varias revistas al final tienes una obra muy dispersa y es difícil acceder a ella.

¿Y qué le llevó a escribir sobre las historias falsas?

La idea del libro era recopilar una serie de artículos, cuatro ya publicados, y diez o doce nuevos y darle forma de libro.

Pero al tiempo, ya desde hace años, yo me vengo encontrando en la investigación que hay muchas informaciones históricas de la Región de Murcia totalmente falsas y la gente las sigue publicando como buenas. No investigadores puros y duros, sino gente que no entra en archivo, que coge un libro de hace ochenta años que Dios sabe qes lo escribió, lo copia y vuelve a recoger una idea o una historia falsa. Esto también pasa en prensa. En el sigo XIX llegaba un periodista y publicaba algo que alguien había dicho sin comprobar. Yo ahora consulto la prensa del siglo XIX y comienzos del XX y me lo trago. Si tu vas directamente a la fuente original no te equivocas.

Sin embargo, si coges de aquí, de allá, sin depurar, acabas perpetuando una mentira. Y entonces nos encontramos con historias de Murcia verdaderamente falsas.

¿De dónde salen tantas historias y leyendas?

Son todo leyendas que surgen casi todas en el siglo XVIII y parte del XIX. Esas historias están muy bien para la Edad Media, pero ya somos adultos, personas razonables. Hay que depurar las cosas.

¿Cómo se llega a averiguar que una historia tan antigua es falsa?

Aquí viene una enorme cuestión. Yo sé, después de haberme visto 2.000 juicios de la Inquisición que en Murcia jamás se ha juzgado a una bruja. Entonces en el momento en que alguien me diga «una bruja», digo «mentira». Entonces ya tiras del hilo y vas encontrando mucha documentación. En el caso de la puerta de la bruja Marichaves, por ejemplo, se sabe que ni fue bruja, ni vivió en Murcia.

Por lo tanto la puerta no puede ser de su casa. Y adermas, se sabe que la quemaron por judaizante. Tres mentiras en una. ¿De dónde sale esto? En 1.860 unos murcianos se dan cuenta de que hay que hacer un museo en Murcia y se ponen a crearlo. Y gente con mucho poder económico y con colecciones privadas dona o dinero o dona obras. Y alguien les ofrece la puerta que, para revalorizarla, como aún permanecía la leyenda de Marichaves, pues dijeron que era la puerta de la casa de la bruja.

Una mentira para sacar un beneficio que sigue difundiéndose 150 años después. Pero claro, los que lo saben no quieren denunciar, nadie quiere ser el primero en tirar del hilo.