Población

Cartagena, un crisol de culturas en el que conviven más de 120 nacionalidades

Un 12% de la población cartagenera es originaria de otro país, siendo la procedencia más repetida Marruecos, con alrededor de 13.000 ciudadanos

El Ayuntamiento cuenta con una red para facilitar su integración

La familia Batura, procedente de Polonia, en su casa de Cartagena.

La familia Batura, procedente de Polonia, en su casa de Cartagena. / Iván Urquízar

Cartagena se ha convertido en un crisol de culturas en el que conviven más de 120 nacionalidades distintas, según los últimos datos recogidos por el padrón municipal a principios de este año. En concreto, las cifras revelan que el municipio cuenta con 221.364 habitantes, entre los que se encuentran 27.216 personas de origen extranjero, que representan el 12,29% del total.

El padrón habla de 128 nacionalidades distintas, siendo Marruecos la que más aporta con alrededor de 12.600 ciudadanos. Esto hace que, claramente, África sea el continente que más ciudadanos aporta, ya que representan el 52% sobre el total. En cuanto a América Latina, sus habitantes representan un 18,18% del padrón municipal, donde casi la mitad son procedentes de Ecuador y Colombia. Muy de cerca en cifras se sitúan los ciudadanos europeos que representan el 24,97%, ocupando el primer lugar los ciudadanos británicos con casi un 40% del total, unos 2.500, seguidos de los ciudadanos ucranianos, con un 14,12% y cerca de un millar.

Como curiosidades, las cifras muestran que Cartagena cuenta con 180 habitantes originarios de Rusia, país que protagoniza en los últimos años una guerra, precisamente, con Ucrania. También referido a conflictos internacionales destaca la presencia en el padrón de 3 ciudadanos de origen palestino por dos de Israel, todos hombres, según los últimos datos aportados. Asimismo, la presencia de vecinos procedentes de países exóticos aporta residentes que han llegado de islas africanas como Mauricio, Santo Tomé y Príncipe o de archipiélagos de Oceanía como Vanuatu o Tuvalu, aunque tan solo existe un ciudadano de estos lugares en la ciudad portuaria. Misma situación se da con personas naturales de Sierra Leona, Mozambique, Benin, Brunei, Chad o Dominica, entre otros países. Incluso el padrón recoge cuatro ciudadanos que califica como apátridas.

Una mezcolanza de culturas que no ha pasado desapercibida para el Ayuntamiento, que reconoce además la diversidad religiosa existente, siendo la católica la mayoritaria, aunque sumando hasta 43 comunidades religiosas minoritarias con 45 lugares de culto, 19 de ellos de confesiones musulmanas, 18 de evangélicas, dos de Testigos de Jehová, uno de Mormones, uno Budista, uno de Fe Baháis, uno de Adventistas, Ortodoxos y otras dos minoritarias.

LAS CLAVES

África

Los residentes del continente vecino suponen más de la mitad del total de extranjeros.

  • Según los datos recogidos por el Ayuntamiento, son 27.216 personas de origen extranjero las que residen en Cartagena, de las que el 52% son de origen africano.

Suramérica

Ecuador y Colombia son los países latinos que más aportan al padrón municipal.

  • Los ciudadanos procedentes de América Latina suponen el 18,18% del total, siendo Ecuador y Colombia los más representados.

Países exóticos

Vanuatu, Tuvalu, Dominica o Santo Tomé y Príncipe cuentan con un ciudadano.

  • Islas exóticas como Mauricio, Tuvalu, Vanuatu o Santo Tomé y Príncipe tienen al menos un ciudadano en Cartagena.

El Gobierno local, desde 2011, forma parte de la Red de Ciudades Interculturales de España, (RECI) siendo una de las promotoras y fundadoras, y cuenta con actuaciones concretas para propiciar la interculturalidad del municipio, evitando la segregación y la guetización, la discriminación y el racismo, pero también generando entornos urbanos que traduzcan la diversidad socio cultural en un recurso positivo, indicaron desde el Ejecutivo municipal.

En este contexto, el Gobierno local ha puesto en marcha una red de actores sociales, coordinada por la Concejalía de Servicios Sociales, con el compromiso de impulsar conjuntamente una estrategia de trabajo enfocada en la acogida, el acceso a la información, la implicación de las entidades sociales y poner en valor los barrios y territorios y la participación social y comunitaria.

También se focaliza la actuación municipal en actuaciones de fomento, apoyo y dinamización del tejido asociativo, trabajando con 55 colectivos; así como actividades de mejora de la convivencia y la construcción de la cohesión social, actuando en 16 barrios y poniendo en valor la diversidad con una mesa local de la mujer inmigrante, un programa de educación interculutral, otro de diversidad religiosa, la red de ciudades interculturales y la estrategia municipal ‘Cartagena libre de rumores’.

Desde el Ejecutivo local de Cartagena se recordó también el dispositivo de emergencia que se puso en marcha ante la guerra de Ucrania, con un proyecto de atención a las personas beneficiarias de protección temporal ante la crisis humanitaria derivada del conflicto.

"La ciudad ha cambiado mucho, pero los barrios dan un poco de pena"

Cerca de dos décadas en el municipio permiten a Mónica (44 años) y Maciej (45) Batura hablar con propiedad de la que es su ciudad, ya que llevan más tiempo en Cartagena que el que vivieron en su país, Polonia, ya que apenas cumplida la mayoría de edad buscaron progresar en territorios más prósperos. Él partió hacia Inglaterra; ella, a Holanda, Italia y, por aquellos azares del destino, Cartagena. Después se enamoraron y Maciej decidió dejar su vida en Inglaterra, «por amor», para formar una familia junto a Mónica en la ciudad portuaria. Una historia que se completa con el nacimiento de una niña, que mantiene la nacionalidad polaca. Una experiencia de vida que les ha servido para valorar los cambios que les ha deparado el destino, pero siendo exigentes con la que consideran ya su ciudad.

Y es que, aunque valoran el cambio que ha vivido Cartagena en su centro, lamentan que los barrios y diputaciones den «un poco de pena». Están «menos cuidados» que el casco histórico, lamenta Mónica, quien también destaca cómo ha cambiado la fisionomía del puerto en estos años o cómo ha resurgido el Teatro Romano desde las entrañas de la ciudad. «Ahora es mucho más abierta a los turistas y eso le da mucha vida», indica. Pese a cierta crítica sobre el cuidado del extrarradio del municipio, ambos disfrutan de Cartagena, en donde confían poder llegar a retirarse.

Confían en jubilarse en Cartagena, aunque no descartan trasladarse después a tierras con un clima menos caluroso

Además, afirman que su pequeña cuenta con un «entorno bonito» para crecer y que ya forman parte de España. Para después de la jubilación, aunque queda un largo recorrido, el objetivo es cambiar de aires. «Quizá busquemos alguna zona del norte de España», indica Mónica, quien reconoce que el clima cartagenero fue uno de los motivos por los que decidieron quedarse aquí, pese a que en otros países ganaban más dinero en sus trabajos, aunque sus raíces les llevan a necesitar unas temperaturas menos calurosas. Y es que, el clima de Cartagena guarda poca similitud con el de Polonia, a donde viajan todos los años, sin falta, para que su hija conozca también sus raíces.

«Nuestro país es muy bonito y también ha cambiado a mejor como Cartagena, aunque nuestra intención no es regresar», afirman los Batura, tras reconocer que cuando ellos dejaron atrás su país éste no estaba ni en la Unión Europea, mientras que ahora forma parte del sistema comunitario continental y eso influye en todos los aspectos sobre la vida allí. Mientras llega el futuro, la familia sigue disfrutando de Cartagena y formando parte de su crisol de nacionalidades.