Una treintena de trabajadores de S.A. de Electrónica Submarina (SAES) se manifestó ayer, desde su sede en el complejo de Navantia hasta la entrada del astillero, para poner de manifiesto que sus bajos salarios están causando una «fuga de cerebros» que podría afectar al desarrollo del submarino S-80.

La presidenta del comité de empresa de SAES, Esther Moya, explicó que «los sueldos de los ingenieros están alrededor del 30% por debajo de mercado, lo que está ocasionando que se vayan a otras empresas».

De los más de 100 trabajadores con los que SAES cuenta en sus sedes de Cartagena y San Fernando, una treintena ha abandonado la plantilla, situación que se ha recrudecido en los últimos meses y que afecta especialmente a los desarrolladores de software y técnicos especializados.