En la recuperación de Cartagena tras la crisis generada por la pandemia, está jugando un papel clave el Valle de Escombreras, un referente industrial regional que se ha convertido en polo de atracción de inversiones millonarias gracias a proyectos industriales que pretenden llevar a cabo distintas empresas, gracias a las licencias concedidas por el Ayuntamiento.

Es el caso de la empresa mejicana Zeta Gas y su filial en España, Gas Licuado de Zaragoza, S.A., que tiene en marcha un proyecto para construir una factoría en el Valle de Escombreras, en la que invertirán 60 millones de euros.

Los datos aportados por la propia compañía contemplan la contratación de unas 120 personas, una vez terminadas las obras, y de entre 300 y 400 personas durante las distintas fases de construcción.

La factoría de Cartagena, para la que cuentan con una parcela de 200 hectáreas de extensión, se encargará de la recepción, almacenaje, envasado y distribución de gas, en diferentes formatos, tanto para uso doméstico como industrial.

En materia de sostenibilidad, el pasado mes de octubre, un gigante como Repsol anunció que contará en Escombreras con una nueva planta de hidrotratamiento de bios 2G, a partir de productos derivados de aceite no destinados al consumo humano, principalmente UCO (Aceites Usados de Cocina), PFAD (Refinados de Aceite de Palma), así como otros materiales de origen animal y vegetal.

El presupuesto de ejecución material para la construcción e instalación de esta unidad asciende a más de 96 millones de euros. La construcción de la nueva planta va a suponer la generación de unos 1.000 puestos de trabajo en las diferentes fases del proyecto, 800 de ellos durante las obras. Esto supondrá la implicación de 240 empresas auxiliares, de las que el 21% serán locales, el 25% regionales, el 42% nacionales y el 12% internacionales, según explicó el director de la refinería de Cartagena, Antonio Mestre.

Esta planta, denominada C-43, será la primera planta de biocombustibles avanzados de bajas emisiones de España, con capacidad para producir 250.000 toneladas al año de hidrobiodiésel, biojet, bionafta y biopropano. Se trata de biocombustibles avanzados para aviones, camiones y coches.

A estas inversiones se suman otras obras básicas de otras empresas que tienen por objetivo mejorar los criterios de eficiencia y sostenibilidad medioambiental del polígono dentro de la estrategia que marca la Agenda 2030.

El Valle genera más de 2.000 millones de euros

Precisamente este mismo mes, la Asociación de Empresas del Valle de Escombreras (AEVE) presentó el informe encargado al Grupo de Investigación de Análisis Económico de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), en el que se mide la repercusión económica y social de la actividad de las 23 empresas que componen la asociación.

El estudio, referido al año 2019, indica que la AEVE mantiene 28.180 empleos directos, indirectos e inducidos, y que su actividad industrial, dedicada especialmente al suministro y generación de energía, supone un impacto en la economía nacional, regional y local superior a los 2.134 millones de euros.

«Las empresas y centros de trabajo localizadas en el Valle de Escombreras son intensivas en capital y registran una muy elevada productividad y cualificación del factor trabajo», explicó el investigador responsable del informe, Antonio García Sánchez. «De hecho, por cada empleo directo del Valle se generan un poco más de 14 empleos indirectos en el resto de España», detalló.