El macrobotellón del pasado viernes, festivo de Carthagineses y Romanos, en la explanada ubicada tras el cementerio San Antonio Abad ha sido «la gota que ha colmado el vaso» para los vecinos de la barriada Hispanoamérica.

Hispanoamérica, de barrio tranquilo a zona de vandalismo y botellón

Hace ya más de un año desde que los jóvenes comenzaron a concentrarse en el barrio. Al principio se trataba de grupos reducidos que se colaban en el antiguo cuartel militar, propiedad de la UCAM, para beber alcohol. Poco a poco, los grupos de jóvenes se hacían más numerosos, hasta llegar a las 600 personas que se concentraron la pasada semana.

Ahora, el Ayuntamiento de Cartagena considera el barrio como «punto caliente del botellón» e incrementarán de jueves a domingo la presencia policial en la zona, indican fuentes del Gobierno local a LA OPINIÓN.

Sin embargo, para los vecinos esta medida no es suficiente ya que, al tratarse de una propiedad privada, los agentes no pueden acceder al cuartel. Además, sostienen que la propuesta de sanción no es eficaz, al no ser una multa directa. Precisamente hace una semana el Ayuntamiento solicitó a la Consejería de Salud las competencias para sancionar de forma directa y evitar el consumo de alcohol en la vía pública, pero aún continúan «a la espera de respuesta», sostienen desde la Administración local.

Hasta ahora, Hispanoamérica era un barrio residencial habitado por familias pero, «desde que comenzó la pandemia y los adolescentes comenzaron a colarse en el cuartel, todo fue a peor», indica Juan Pedro Pedreño, vecino del barrio.

A la basura que se genera tanto en el solar del cementerio, como en las calles aledañas, hay que sumar los dos incendios intencionados que se han producido este año en el antiguo acuartelamiento, así como daños en varios vehículos de los vecinos. Además, los jóvenes pasean ebrios de madrugada gritando por el vecindario, perturbando el descanso de los que residen en las calles Río de Janeiro y Emperatriz.