Admitió lo que hizo. Agredió sexualmente a una joven a la que conocía de vista. Afirma que iba muy borracho, porque estuvo de fiesta toda la noche. Lo han condenado a pasar cuatro años de su vida entre rejas, pero no pisará la cárcel: a cambio, se le expulsa de España y se le prohíbe volver en diez años.

La Audiencia Provincial ha condenado a cuatro años de prisión a un joven macedonio de 22 años de edad que, estando de Erasmus en la Región, violó a una chica, también Erasmus, a la que llevó a su piso tras coincidir de marcha por Cartagena.

Según se lee en el relato de hechos probados, el procesado propuso a la chica que fuesen a su casa y ella le dejó claro que solo iban a dormir. Cuando ella se despertó a media noche, vio que el sujeto le estaba tocando los pechos, las piernas y las nalgas «con ánimo libidinoso».

Ella volvió a decirle que no iba a tener sexo con él. Fue cuando el individuo empezó a pegarle en la cara. Intentó penetrarla vaginalmente. Siguió golpeándola. Le dijo «haz como si te gustase». Acabó forzándola a que le practicase una felación. La víctima logró escapar en un momento en que él se fue al baño. Salió corriendo, hasta el punto que en el cuarto del agresor se dejó sus zapatillas y la documentación.

La joven sufrió, además de las lesiones físicas por los golpes, un trastorno de ansiedad que requirió de tratamiento psicológico. Denunció, pillaron al sujeto y el Juzgado de Guardia lo metió en la cárcel. Ahí estuvo dos meses: salió libre bajo fianza de 5.000 euros.

Cuando el caso llegó ante la Audiencia, la Fiscalía, la acusación particular y la defensa del macedonio llegaron a un acuerdo. El chico no ingresará en prisión: se le sustituye la pena por la expulsión del territorio nacional. Asimismo, tendrá que indemnizar a su víctima con 11.000 euros. No podrá acercarse a ella durante tres años. Igualmente, pasará un lustro en libertad vigilada y está obligado a hacer cursillos de educación sexual.