La conocida como Casa Pedreño en la Puerta de Murcia es un imponente edificio que se proyecta sobre dicha calle, haciendo esquina con las del Carmen y Sagasta. El nombre del inmueble le viene por haber sido residencia de Andrés Pedreño Torralba quien se la encargó al arquitecto Carlos Mancha en 1872. El edificio destaca por su bella fachada en la que las esculturas realizadas por el escultor cartagenero Francisco Requena son las auténticas protagonistas. Las dos ventanas de la planta baja en la fachada principal originalmente eran ciegas y estaban decoradas también con esculturas de Requena.

Andrés Pedreño fue un personaje muy importante en la historia de la Cartagena del siglo XIX, gran comerciante y propietario minero, diputado a Cortes, llegó a tener muelle propio en el puerto de Cartagena, en la zona cercana a Santa Lucía, y fundiciones en Alumbres. Con motivo de la visita de Alfonso XII a Cartagena, en 1877 engalanó su casa con una magnífica y sorprendente iluminación y construyó un obelisco con lingotes de plomo que colocó donde ahora mismo está el Icue.

Una de sus hijas, Florentina, se casó con otro personaje ilustre como fue D. Justo Aznar y Butigieg, militar de gran renombre que también ejerció de senador, diputado, cónsul, fue Hermano Mayor de la Cofradía California, pero que se dejó su carrera militar para dedicarse a los negocios de su suegro. Al casarse se estableció en la calle Sagasta en un inmueble propiedad de su suegro, que albergaría posteriormente la Iglesia de los Padres Claretianos. No acabaron aquí los enlaces de las ricas familias cartageneras porque su nieta Florentina Aznar Pedreño se casó en 1917 con un hijo del político y propietario minero José Maestre Pérez. Fruto de ese matrimonio nació Tomás Maestre Aznar, abogado y conocido por haber heredado La Manga del Mar Menor, de ahí el puerto que lleva su nombre.

Siguiendo con la familia Pedreño es inevitable hablar de su hijo José Jesús pues fue el que, más de una década después del fallecimiento de su padre, intervino en el intento de que el Ayuntamiento comprara el edificio para sede del Palacio Consistorial. Siempre se ha dicho que había habido interés del Ayuntamiento por comprar la Casa Pedreño, pero realmente no ocurrió así ya que fue José Jesús el que, acuciado por sus necesidades económicas, le ofreció su casa al consistorio. Así se desprende de la carta que él escribió desde París en 1894 y de la que destacaría un párrafo que dice "si puede servirles la casa hacen además un señalado favor al que en otras ocasiones la hubiera regalado gustoso".

Si la carta es interesante el expediente entero lo es mucho más, pues nos encontramos una estupenda descripción de cómo era la casa en ese momento piso por piso. En la planta baja se disponían las oficinas con acceso directo por la calle del Carmen y en ellas una habitación exclusiva para una caja de caudales, separada de ésta por un patio una sala de billar con suelo de mármol iluminada por lámparas de bronce de gas que daba a la calle Sagasta, y por esta calle también tenía acceso el servicio. Claro que lo más destacado de la casa es el hermoso salón de baile que todavía se conserva, además de la escalera principal con su bella rejería. Al fracasar el acuerdo del hijo de Pedreño con el Ayuntamiento el Banco de España, que había tenido su sede en la Plaza del Rey y en la calle San Francisco, decide finalmente comprar el inmueble y el 28 de Febrero de 1899 se instala allí.

Dicha entidad estuvo en la Casa Pedreño hasta finales de los años cincuenta, momento en el que se construyó una nueva sede en la calle Campos esquina con la calle Palas. El inmueble fue adquirido por la Compañía Administradora del Monopolio del Petróleo (CAMPSA) que instaló allí sus oficinas. Finalmente Cajamurcia a finales de los años ochenta la adquirió para sede y centro cultural de la entidad, y la inauguró con una exposición del fallecido pintor cartagenero Enrique Gabriel Navarro.