Relevo empresarial

Uno de los personajes más destacados del mundo empresarial cartagenero de la última década, José Javier Gómez-Vizcaíno, da un paso atrás. Se retira del mundo de la representación, de los colectivos y las asociaciones. Deja la presidencia de Cabezo Beaza, polígono industrial que él –y su equipo– se encargó de levantar y poner en solfa, y la vicepresidencia de la patronal cartagenera, la COEC, pero se queda en la Cámara de Comercio, aunque sólo para no perder el contacto del todo. Pese a que muchos le podrían reprochar su vehemencia y actitud radical en la defensa de algunas posturas, que no han sido otras que aquellas que él pensara que beneficiaban de un modo u otro a Cartagena, también hay que reconocerle su sinceridad cuando, en el momento de su retirada el viernes pasado, cuando entregaba el relevo de la asociación empresarial Cabezo Beaza a Leandro Sánchez-Briz, pedía disculpas a quien hubiese podido ofender durante el desarrollo de su labor de representación y, insisto, de Cartagena. Ese talante guerrillero fue lo que le llevó a ser el ´brazo armado´ de COEC durante el conflicto con la patronal regional, CROEM, por el puesto de consejero en la Autoridad Portuaria, situación que ha sido la que ha terminado de desgastarlo. Y es que hace dos años, una dolencia cardiaca le hizo replantearse si valía la pena tanta dedicación al asociacionismo empresarial. Se va satisfecho, con la conciencia tranquila –asegura– porque el cargo hasta le ha costado dinero. De todas formas, poco le quedaba ya por demostrar a quien incluso le echó un pulso al gran ´factótum´ de los empresarios cartageneros, Manuel Pérez de Lema, para presidir la Cámara de Comercio. Diego Illán, actual presidente de COEC, le rescató para la patronal y con él a la asociación Cabezo Beaza, que ha llegado a representar a mil empresas. Al margen de cuestiones sucesorias, lo que es indudable es que ha marcado una época y que aún cuenta con muchas lealtades en el ámbito empresarial.

El comienzo ´regular´ de mc

El concejal de Movimiento Ciudadano (MC) en el ayuntamiento de Cartagena, José López, ha comenzado su vida política, la de verdad, la que le ha llevado a ostentar un cargo en una institución, si no con mal pie, sí al menos con pie ´regular´. Y no por el intrascendente conflicto de los despachos, que ha impedido hasta hace unos días que IU, formación que ha obtenidos dos concejales, ocupara el sitio que le corresponde en el Palacio Consistorial (y que finalmente ha logrado a costa del PSOE), sino porque a apenas unas semanas de su toma de posesión ya le ha llevado a los tribunales por supuestas calumnias el ex alcalde socialista José Antonio Alonso, al que acusa de haberse beneficiado de un ´pelotazo´ urbanístico favorecido por una recalificación de suelos auspiciada –afirma– por la alcaldesa Pilar Barreiro. Y con la primera edil tampoco le espera un buen futuro, no sólo por haberse enfrentado con ella durante la primera fase de peatonalización del centro, sino por mentarle a la familia, en este caso a su hija, durante la campaña electoral. Buscarse tamaños enemigos no es lo más recomendable en el cruel y despiadado mundo de la política.

Jugar con fuego

La tan familiar crisis, esa que se ha instalado en millones de hogares con la intención de quedarse a vivir en ellos, no perdona. Se vende menos de todo, no sólo coches, ropa o libros. También petardos. El gasto en pólvora ha caído este año de forma drástica para alivio de quienes madrugaron el viernes para ir a trabajar y no tuvieron que escuchar las explosiones sanjuaneras. Peor lo pasó el vecino que se cayó a una hoguera en la barriada Santiago y que tuvo que ser ingresado en La Arrixaca.