Obra del tallista Rafael Terón y del carpintero Juan Soto, el retablo del Santo Niño del Remedio que lucía en la iglesia del Carmen desde mediados del siglo pasado ha acabado en la basura. Su propietario, Pedro Obradors, quiere restituir esta pieza que forma parte del legado de su abuelo y su padre, Ángel Obradors Abril y Juan Obradors, respectivamente.

Ante la desafortunada desaparición de esta joya, propiedad de la familia, al igual que la imagen del Santo Niño -cedida para el culto en la iglesia del Carmen-, Obradors ha iniciado una colecta para recaudar fondos instalando un lamparario, con la autorización del párroco del Carmen, para que los fieles que quieran dejen allí sus aportaciones a esta causa.

Para Obradors esta pieza tiene unas connotaciones familiares y emotivas importantes, ya que fue encargada por su abuelo en 1942 al escultor Juan González Moreno, tras un viaje a Madrid en el que quedó impactado al ver una imagen del Santo Niño del Remedio. "Pidió autorización para ponerla al culto e hizo una colecta entre varios conocidos para financiar la pieza", explicó Obradors.

En la factura del taller del escultor figura que el Santo Niño del Remedio costó 5.500 pesetas de la época. Entre la correspondía mantenida entre Ángel Obradors y el taller del escultor destaca una carta de Antonio Villaescusa (1908-1992), discípulo de González Moreno y también en su biografía, donde aparece como autor del Santo Niño del Remedio.

Ya con la imagen en el templo, el abuelo de Obradors decidió encargar un retablo que acogiera al Niño en Carpinterías Soto. El retablo de madera cubierto con pan de oro, de estilo barroco, fue terminado en febrero de 1951 y posteriormente colocado en la iglesia del Carmen. Costó 8.500 pesetas.

En 1977, Pedro Obradors se hizo cargo de los negocios de su padre y también del cuidado de este tesoro familiar. Durante las obras de rehabilitación del templo, hace cinco o seis años, el retablo se guardó en el altillo de la iglesia hasta que Obradors, con intención de restaurar la pieza, se la mostró a Julio Sarabia, carpintero y secretario de la agrupación del Resucitado. "Me dijo que lo llevase a su taller para verlo bien y hacer un presupuesto y me mostró una cruz que mi abuelo le dio a su padre y que iba a coronar el retablo", indicó.

Mientras tanto él se encargo de ponerse en contacto con instituciones y entidades que quisieran colaborar en la recuperación del retablo. "Acudí varias veces al taller de Sarabia para que determinadas personas interesadas en el tema vieran la pieza y nunca estaba el. Una de las veces no vi el retablo y su hijo me explicó que estaba en el patio porque allí les estorbaba, pero que estaba bien protegido por una techumbre", subrayó.

La última vez que Obradors entró en el taller de Sarabia "tenía ya casi el dinero para el retablo y cuando llegué y le pregunté por el me dijo: Lo hemos tirado y da gracias a que no te cobro los daños porque tenía carcoma y afectó a algunas maderas. A la semana yo estaba en Madrid operandome de un pancreatitis con un disgusto terrible que aún no he superado", argumentó.

Obradors admitió que decidió resignarse ante los hechos y pensar que Sarabia actuó de buena fe.

Ahora ha iniciado una colecta, bajo el amparo de la iglesia, para que el Santo Niño del Remedio vuelva a ocupar su sitio en el altar mayor en su retablo. De momento, la imagen está situada en la tercera capilla del templo junto a San Francisco de Asís.