La lactancia materna es el alimento idóneo para cualquier recién nacido. La Asociación Americana de Pediatría (AAP), la Asociación Española de Pediatría (AEPed), el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y un largo etcétera de asociaciones nacionales e internacionales, recomiendan la lactancia materna exclusiva durante 6 meses y complementada con otros alimentos al menos hasta el año.

En el caso de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta última recomendación se extiende a dos años. Todo ello basado en los beneficios a corto y largo plazo que aporta la lactancia materna no solo para el recién nacido sino también para la madre.

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La especialista en ginecología y obstetricia de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, doctora Isabel Rodríguez-Piñero, analiza los beneficios de la lactancia materna sobre el recién nacido y la madre.

Leche materna: un superfluido biológico en cambio permanente

«La leche materna es buena ya que es un fluido biológico vivo, que contiene enzimas, inmunoglobulinas y factores de crecimiento, entre otros, con propiedades biológicas inigualables por cualquier leche de fórmula», explica la doctora.

Pero hay más, porque este líquido biológico está en constante cambio durante la lactancia. «Su contenido va variando según las necesidades del bebé, es decir, va cambiando su composición en nutrientes según va creciendo, ofertándole en cada momento lo que necesita. Esto no puede igualarse por la leche de fórmula», afirma la Rodríguez-Piñero.

Beneficios para el recién nacido

Existen multitud de estudios que demuestran las propiedades beneficiosas de la lactancia materna. «Fomenta el desarrollo gastrointestinal e influye en la microbiota y la flora intestinal. Además, en recién nacidos prematuros la lactancia materna ha demostrado que reduce el riesgo de enterocolitis necrotizante, aumenta la lactasa intestinal y disminuye la permeabilidad intestinal», asegura la experta.

Pero la lista de beneficios no se queda ahí. Esta especialista de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional agrega que la leche materna también disminuye el riesgo de infecciones agudas (gastrointestinales, respiratorias, otitis, etc.) y de hospitalización durante el primer año de vida.

Propiedades a largo plazo

Hay otro aspecto importante de la lactancia materna que señala la doctora Isabel Rodríguez-Piñero, y es que los beneficios no sólo se muestran en los bebés, sino que se extienden a largo plazo en los niños.

«Existen estudios que demuestran una asociación entre la lactancia materna y la reducción de la incidencia de determinadas enfermedades crónicas cómo diabetes tipo I y II, obesidad o enfermedad cardiovasculares además de enfermedad celiaca o enfermedad inflamatoria intestinal».

«Hay evidencia de que la leche materna puede estar asociada con mejoras en el neurodesarrollo infantil. Los niños amamantados tienen mejores resultados en test de inteligencia frente a los alimentados con leche de fórmula».

Asimismo, existen estudios que indican que los bebés alimentados con leche materna tienen mejor desarrollo visual y auditivo que aquellos alimentados con fórmula.

También beneficia a la madre

El bebé no es el único que se va a beneficiar de la lactancia materna. La salud de las madres también se refuerza al dar el pecho ya que se reduce la pérdida hemática postparto (hemorragias) o se protege a la mujer frente a futuros embarazos.

«Se generan contracciones uterinas que disminuyen la pérdida sanguínea y es una forma de la propia naturaleza para evitar nuevos embarazos, siguiendo el método anticonceptivo de la lactancia (método MELA) que precisa de lactancia materna a demanda y sin interferencia (ni chupetes ni biberones), así, el riesgo de embarazo es muy bajo», asevera la doctora.

Además, está científicamente demostrado que la lactancia materna disminuye el riesgo de cáncer de mama, útero y ovario.

También reduce el riesgo de padecer diabetes tipo 2, porque mejora la tolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina.

De acuerdo con la ginecóloga y obstetra, Isabel Rodríguez-Piñero, con todos estos datos podemos concluir que la lactancia materna es el mejor alimento que le podemos dar a nuestro bebé.

«Sin embargo, hay ocasiones en las que no se puede o simplemente no se quiere dar lactancia materna. Por ello se crearon las leches artificiales, para tener una opción para aquellas madres que no pueden o no quieren alimentar a sus bebés con lactancia materna».