Hace una semana, concretamente el miércoles pasado, la supermodelo de la era de los 90, Linda Evangelista, denunció en Instagram que había sido desfigurada por un procedimiento de reducción de grasa llamado CoolSculpting.

Según palabras de la modelo, ese tratamiento hizo lo contrario de lo que prometía, y en lugar de reducir la cantidad de grasa que tenía, la aumentó.

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– Evangelista denuncia que después del tratamiento desarrolló una afección conocida como hiperplasia adiposa paradójica, o PAH, en la que el tejido en el área tratada crece, se endurece y se queda así.

El problema también es conocido como «efecto barra de mantequilla», porque puede dar la sensación de que la persona afectada lleva una barra de mantequilla debajo de la piel. Esto es debido a que el cuerpo adquiere la forma larga y delgada del aplicador CoolSculpting.

Linda Evangelista continúa denunciando en su escrito:

– «La enfermedad que me han provocado no solo afecta a mi profesión, sino que me ha sumido en una profunda depresión, profunda tristeza y las más bajas profundidades de autodesprecio».

Y con ese argumento, la súper modelo ha presentado una demanda contra Zeltiq Aesthetics Inc., la subsidiaria de Allergan que comercializa y licencia los dispositivos CoolSculpting.

Alega además que la compañía había «ocultado intencionadamente» los riesgos y que no había «advertido adecuadamente» a los consumidores.

Puestos en contacto con el cirujano plástico de la Clínica FEMM, Dr. Carlos Gullón Cabrero, nos hace dos importantes puntualizaciones:

– «La incidencia de este tratamiento no es pequeña y por eso desaconsejo su uso en la zona de la cara».

– «La PAH no es irreversible. Se puede corregir con liposucción, pero es necesario dejar pasar el tiempo necesario.»

¿Qué es CoolSculpting?

Es un tratamiento ambulatorio, aprobado por la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos), que está diseñado para matar las células grasas cercanas a la superficie de la piel, enfriándolas, en un proceso conocido como criolipólisis.

CoolSculpting, que «nació» en el año 2008, no es algo pensado para que las personas pierdan peso ni a gran velocidad ni en grandes cantidades.

Es un tratamiento para combatir esas bolsas de grasa rebeldes que se resisten en personas que se encuentran muy cerca de su peso corporal ideal, porque no se van con dieta ni con ejercicio.

El tratamiento es administrado por dermatólogos o cirujanos plásticos en áreas grasas como el mentón, el abdomen, los muslos, los brazos, la espalda o debajo de las nalgas.

Consiste en aplicar primero un gel en la piel, para protegerla de posibles daños, y a continuación el médico utiliza aplicadores especiales para enfriar la piel hasta justo por encima del punto de congelación.

Ese frío al que se somete a la piel durante entre 30 minutos y dos horas, busca «matar las células grasas sin dañar los nervios, ni los músculos, ni las células de la piel».

No es un tratamiento de efecto inmediato, porque las células grasas tardan meses en morir, y porque para una reducción de entre un 40 y un 50% de la grasa harán falta dos o más sesiones.

Pero comparado con técnicas quirúrgicas como la liposucción, lo cierto es que CoolSculpting tiene la ventaja de que no requiere un tiempo de recuperación prolongado, y los pacientes pueden salir a pasear incluso el mismo día por la tarde.

¿Es doloroso?

Mientras se aplica, los pacientes pueden sentir una sensación de tirón en la piel, porque la mayoría de las máquinas usan una aspiradora para mantener la piel en su lugar. Y también el frío puede resultar incómodo hasta que la piel se adormece.

Como efectos secundarios leves y temporales, el fabricante avisa que los pacientes pueden experimentar enrojecimiento, hinchazón, pequeños hematomas, hormigueo, escozor, calambres, dolor…

Pero también hay algunos efectos secundarios raros, que podrían incluir congelación, hernia, mareos o dolor que pueden durar semanas.

El fabricante también incluye la PAH que denuncia Linda Evangelista, pero lo sitúa como otro efecto secundario poco común de CoolSculpting. Tanto que lo cifra en uno de cada 4.000 tratamientos.

Sin embargo, algunos estudios como el publicado este año en Canadá, dicen que se produce con bastante más frecuencia (cada 666 tratamientos). Y el doctor Dr. Carlos Gullón Cabrero asegura la incidencia podría ser incluso mayor, de hasta 1/200

En cualquier caso, los propios investigadores consideran que los nuevos modelos de CoolSculpting resultan más seguros porque requieren tiempos de tratamiento más cortos y configuraciones de vacío más bajas, por lo que se ejerce menos impacto en el tejido.