Ya hemos hablado anteriormente de la importancia de modificar el lenguaje a la hora de tratar de forma adecuada a los animales. En este artículo quiero hacer hincapié en el término «propietario» y «dueño».

El principal problema al que se enfrentan los animales es la posición de desigualdad en la que se encuentran a nivel social, debido a que los humanos los colocamos en una posición de inferioridad en relación a nuestra especie. Tanto es así, que incluso se les iguala a las cosas materiales sin capacidad de sentir ni vida. Por otro lado, mientras se sigan utilizando los términos «propietario» o «dueño» para referirse a la persona responsable de la vida de ese animal, se estará transmitiendo de forma implícita que los animales al pertenecernos y poder ser utilizados para lo que consideremos, tendremos derecho a hacer con ellos lo que queramos, dejando a nuestra elección su futuro y condiciones de vida. Lo adecuado para mejorar su situación sería dotarlos de derechos y hacer más hincapié en el deber que nos corresponde como humanos, de cuidarlos y respetarlos. Es incoherente y contradictorio luchar por que se les trate como lo que realmente son, seres que sienten igual que nosotros y que tienen derecho a una vida digna, y por otro lado equipararles a objetos en términos legales. Es llamativo que incluso en las clínicas veterinarias utilicen el término «propietario» para referirse a la persona responsable de ese animal, ya que si los propios facultativos especialistas no contribuyen a ese cambio es complicado que el resto de la sociedad lo lleve a cabo.

El lenguaje es una conducta automática e inconsciente, pero que tiene un gran poder e influencia sobre la consideración de a quien se refiere. Si no empezamos por cambiar este concepto, difícilmente conseguiremos avanzar en la consecución de una mejora, tan necesaria como urgente, en materia de Bienestar Animal.