Óscar Urralburu, secretario general de Podemos en la Región, ha incidido ocasionalmente en el origen asambleario de Podemos. En la actual reforma estructural acometida por Pedro Sánchez en el PSOE, se han eliminado instancias intermedias para dotar a la formación de un modelo más asambleario. (Y más cesarista a la vez, por cierto). La izquierda gusta de presentarse como más amiga de la asamblea que de las instituciones. Más apegada a los vecinos que a las leyes.

No obstante, ciertas situaciones despiertan una suspicacia: ¿no estará dispuesta la izquierda a apelar a la asamblea solo cuando conviene? ¿No se pondrá de lado de los vecinos solo cuando éstos comulgan con sus postulados? En Callosa de Segura, localidad de la Vega Baja, numerosos vecinos han hecho guardia durante meses para evitar la retirada de la Cruz de los Caídos, ubicada en la plaza principal. El gobierno municipal, en manos de PSOE, IU y Podemos, lo ha tenido claro: la ley de la Memoria Histórica, aprobada en el Parlamento de la nación en 2007, merece obediencia, digan lo que digan unos cientos de vecinos.

La Región nos ofrece otro aleccionador ejemplo. En la localidad cartagenera de La Aljorra se apostaba en el lateral de la iglesia, desde los años del franquismo profundo, un monolito donde la cruz cristiana venía acompañada del yugo y las flechas. Ante el anuncio de la retirada del monumento, los vecinos celebraron una votación popular. El resultado: 547 votos emitidos, 533 en contra de la retirada, 13 a favor y una papeleta en blanco. La población de La Aljorra supera los 4500 habitantes, lo que da muestras de que no se trataba, precisamente, de un debate candente entre los lugareños.

Los vecinos pedían que se retirara la placa, que hacía referencia a los caídos del bando nacional, pero que se respetara el monumento, como historia del pueblo. La Junta Vecinal de la diputación declaraba, en una nota trasladada al Consistorio, su deseo de mostrar el monolito a las generaciones futuras «para que esa parte de la historia no se vuelva a repetir». En este sentido se recogieron también unas novecientas firmas.

Finalmente, PSOE, MC, Ciudadanos y Podemos se unieron para decretar la retirada del monumento.

¿Cuándo merecen los vecinos ser escuchados? La izquierda nos debe una respuesta. No vaya a ser que cuando apoyen alguna propuesta vecinal pensemos que no es más que oportunismo político.