No voy a pedir nada de lo que anuncian en la tele para mí ni siquiera para mis hermanos.

En el colegio se han pasado todo el trimestre diciendo que los Reyes son los padres y en el telediario y la radio no paran de hablar de compras navideñas, regalos y gastos, pero yo pienso que lo hacen para fastidiar y prefiero seguir creyendo en vuestra magia.

Hablando del colegio, tengo unas cuantas cosas que pediros respecto a eso. Por favor, que los chicos no insulten más a Luis, que no le peguen y que yo no me calle. Que los profesores hagan caso y no digan que son cosas de niños porque yo soy un niño, pero esas cosas no me gustan aunque, la verdad, siento miedo de que defenderlo se vuelva en mi contra. Que no llamen más gorda a Ana, que no le rompan más gafas a Juan y que no le escupan en la mochila ni le peguen chicles a Alfredo, que no se metan con su ropa ni con sus zapatos ni con sus pintas. Que la profesora de inglés no nos diga más que somos unos inútiles y que vamos a suspender todos, como los del curso pasado. Que el profesor de tecnología me responda cuando le pido que me explique algo y no me diga que esté más atento porque escucharlo lo he escuchado, lo que pasa es que no me he enterado. Pedir que no nos manden tantos deberes y trabajos después de todas las horas que pasamos en clase, igual es pedir demasiado.

No paro de escuchar cosas horribles en la televisión y en las conversaciones de los mayores (y no tan mayores) y me gustaría que también hicieseis algo con eso.

No puedo creerme que haya gente que no tenga para comer y otras personas haciendo dietas raras o enfermando por querer bajar no sé cuántos kilos en no sé qué pocos días. Me parece imposible que haya gente que no tenga agua y que otras personas beban cinco litros, se den baños de agua fría-agua caliente o con burbujitas o se olviden de cerrar los grifos. No entiendo nada. ¿Podríais ayudar a repartir un poco mejor las cosas?

El otro día Alberto estaba muy raro. Alberto es mi mejor amigo y se enfadó conmigo sin venir a cuento. Yo estaba triste porque no me habían comprado un juego de la play, que me hacía mucha ilusión, y me dijo que soy «gilipollas» y que no valoro lo que tengo. Entonces, me confesó que su padre se había quedado en el paro y que la cosa estaba muy «jodida» en su casa. Le pedí perdón, pero me preocupa mucho y por eso lo incluyo también en esta carta y me gustaría que le regalaseis un trabajo para su padre, aunque diga tantas palabrotas.

Hablando de lo de repartir bien las cosas, mi amiga Elena lleva desde muy pequeña las llaves de su casa. Eso nos flipaba a todos, a todos menos a ella. Sus padres trabajan los dos, tienen varios empleos además y ella se queja de que no los ve. Así que te pido que les regales a sus padres tiempo para estar con Elena, si no es mucho pedir.

Alucino con cosas terribles, terribles de verdad, tan terribles que me da hasta apuro escribirlas aquí, pero ¿quién si no vosotros podría arreglarlas? Últimamente, se habla mucho de una chica que ha aparecido muerta, muerta no, asesinada. Mi madre cambia de canal cuando salen noticias de estas, pero es difícil que no salgan noticias de estas en cualquier canal que pongas porque estas cosas tan horribles pasan todos los días. Mi madre se indigna porque dice que juzgan a la víctima, no al verdugo. Con no sé qué caso de la manada o algo así, mi madre decía lo mismo. Yo no entiendo cómo y por qué se puede culpar a una víctima. Yo no entiendo que una mujer o una chica sea una puta por salir de noche ni por ponerse maquillaje o falda corta o tacón alto ni que eso sea excusa para que un hombre le haga daño o cualquier cosa que ella no quiera, pero es que yo sólo soy un niño.

Es escalofriante lo malos que podemos llegar a ser y lo vulnerables, por el simple hecho de ser niños o mujeres o débiles o pobres o distintos. Es realmente sorprendente que en 2018 todavía no entendamos que las personas no nos pertenecen, que no tenemos derecho sobre nadie, que no hayamos aprendido a respetarnos, a tolerar las diferencias, a resolver las cosas de manera pacífica y que haya gente negando que existan ciertos problemas o incluso, que los fomenten. ¿Es mucho pedir que nos respetemos? ¿Que no nos hagamos daño intencionadamente?

Yo voy a empezar a hacerlo con el que tengo a mi lado, pero yo soy solo un niño y vosotros, vosotros sois Magos.