Para que nos demos una idea de la anchura de la calle de la que voy a hablar, decir que por ella no puede transitar un coche sin rozar los espejos retrovisores. Se encuentra en Molina de Segura, entre Los Pasos y Masegosa, y por lo que cuentan sus vecinos nunca ha tenido nombre. Quizás, la falta de una placa que la identifique también ha servido para que los caciques le arrebaten su dignidad. El edificio de la derecha fue levantado durante los últimos años del franquismo, que dejó en manos de especuladores, golfos y caciques los parámetros de edificación. Un bajo comercial, un entresuelo y cuatro pisos de altura€ ¡Qué vergüenza!, dijimos entonces. El edificio de la izquierda está siendo levantado en estos momentos (la foto la tomé ayer). Un bajo comercial, más alto que su viejo vecino, y cuatro pisos de altura, «para mantener la estética». ¡Qué vergüenza!, decimos ahora. Muy pronto Vamos a celebrar los cuarenta años de Ayuntamientos democráticos, pero mirando esta foto da la impresión de que, en lo esencial, los criterios de urbanización los siguen marcando los mismos que lo hicieron durante los cuarenta años anteriores. Propongo que cuando termine la obra, se le ponga de nombre a la calle El Callejón de la Vergüenza, y que los vecinos de uno y otro bloque lo celebren estrechándose las manos de ventana a ventana.