¿Alguno de ustedes vio el pasado lunes la entrevista ´virtual´ al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la 1 de TVE? Pudo comprobar lo frío que resulta que se plantee a los ciudadanos lanzar sus preguntas al presidente pero no en directo sino a través de un plasma y previamente grabadas? Sinceramente, no me extraña que la entrevista no lograra el tirón de espectadores que cosechó sólo unos días antes el cara a cara entre los líderes de Ciudadanos, Albert Rivera, y de Podemos, Pablo Iglesias, propiaciado por el periodista Jordi Évole en la Sexta (que fue seguido por 5.214.000 espectadores, frente a los 2.230.000 de Rajoy). Está claro que el ´cara a cara´ gusta más al espectador que las preguntas en diferido y los plasmas a los que es tan aficionado nuestro presidente, aunque no hay que olvidar tampoco el tipo de discurso y está claro que el de Rajoy pecó de autocomplacencia y desconexión con la realidad económica y social. Sólo eso explica que Rajoy dijera que la superación de la crisis se ha hecho sin permitir que «nadie quedara al borde del camino». ¿Y qué hay de los miles de desahuciados, parados y pobres a pesar de tener trabajo que ha dejado tras de sí?