Nace en 1580, reinando Felipe II, y es bautizado en la iglesia de Santa Catalina de Murcia, donde se conserva su partida de bautismo y se cree que era hijo de un comerciante marsellés. Ya en un escrito pasado describí las virtudes del artista murciano, con cuadros en la catedral de Toledo, la Seu de Valencia, la Colegiata de San Isidoro de León, el museo del Prado, el museo del Hermitage, de San Petersburgo o el Nacional de Budapest, etc. Por desgracia, en su añorada Murcia, solo tiene dos o tres cuadros de cierta calidad en el MUBAM, como son La Adoración de los pastores y Descendimiento de Cristo. Por ello, va mi homenaje al artista murciano más internacional. En el Museo del Prado está su Autorretrato, de hacia 1620 (reinado de Felipe III)-, donde se puede leer 'Pedro de Orrente, murciano'. Es el 'Bassano español', de aire veneciano. El primer hispano que conoció el tenebrismo del gran Caravaggio en Roma y el que produjo una envidia enfermiza en los Ribalta, que no pudieron superar la técnica y colorido de Pedro. Está pidiendo a gritos una magna exposición de homenaje y monográfica, en su ciudad natal, que tanto le ha desdeñado, y yo diría ignorado. Salvo en Huellas, por el catedrático Cristóbal Belda.

Lorenzo Suárez es un pintor activo en la primera mitad del XVII y que conoce la obra de Orrente y Acebedo (siete óleos del retablo de Alcantarilla) es de los más destacados pintores de la época. Sus principales obras se hallan en el altar mayor del Convento de La Merced: San Ramón Nonato y el acto de imposición del candado y la Comunión del Santo, ofrecida por Cristo. En el comedor del Palacio Episcopal, se halla Los monjes Mercedarios, en la mesa, quizás su obra más lograda. Nicolás Villacis y Arias (Murcia 1616-1694) sabemos que fue discípulo del gran Diego Velázquez (gracias a unos comentarios del pintor Palomino). A mí siempre me ha parecido un pintor muy discreto, poco atractivo, tanto en dibujo como en el colorido. Quizás pudo ser un gran muralista. Es una pena que no se pudieran conservar las pinturas murales del Convento de La Trinidad, de la capital en torno a los milagros de San Blas y el propio fin rescatador de esclavos cristianos de la Orden Trinitaria.

Según conocemos por las excelentes publicaciones de José Carlos Agüera Ros y Manuel Muñoz Barberán, Mateo Gilarte (¿Murcia u Orihuela, 1629? - Murcia 1675) es el representante de la pintura murciana del reinado de Felipe IV, aunque sigue el estilismo y colorido de la pintura barroca valenciana de décadas anteriores.

Destaca en la mitad del siglo XVII, ya que Villacis, no es competido para el autor de numerosas obras en la capital, entre ellas La Anunciación y El sueño de San José del trascoro de la catedral de Murcia, los murales de la Capilla del Rosario y El nacimiento de la Virgen, El Buen Pastor y Santa María, del MUBAM.

El Museo del Prado conserva varias obras del murciano, oriundo de Orihuela, entre ellas La Presentación de María en el templo, cedido temporalmente al museo provincial de Huesca. Senén Vila (Valencia, 1640 -Murcia, 1707), de este artista levantino se dice que «no hay convento o iglesia murciana que no esté representada por alguno de sus cuadros», sobre todos destacan, en la Real Capilla de La Arrixaca, una colección de 9 óleos de escenas de la Vida de San José, lógicamente entrelazados con la Virgen y el Niño Jesús.

El retablo mayor de la capilla de Justinianas de Madre de Dios, con San Jorge y San Lorenzo Justiniano, su fundador. Fuera del Rº de Murcia, su obra más conocida, es el tríptico de La Aparición de La Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego, del museo de América, en el barrio de Moncloa, Madrid. Su hijo Lorenzo Vila, desde finales del XVII y la primera mitad del XVIII, siguió las enseñanzas de su padre y los cuadros religiosos, de discreta realización, en templos y conventos de Murcia y Orihuela. Pero el siglo XVII de la pintura es Orrente, el pintor «más veneciano de España» y entre la élite pictórica del barroco español del siglo XVII.