Alberto Castillo, colaboradorador de LA OPINIÓN, fue el encargado de pronunciar el pregón de las fiestas de La Arboleja. El periodista aprovechó para centrarse en la realidad de la huerta y en el deber que tenemos como ciudadanos de conservarla para que no desaparezca. Además, quiso «dar un tirón de orejas por el desmedido afán de ladrillo que está arrasando nuestra huerta». «Lo que otrora fueran bancales productivos, tierra agradecida que da mil veces uno, en donde crecían patatas, lechugas, coles, acelgas, pésoles o judías y, cómo no, las célebres ´pavas´ que tanta fama han dado a La Arboleja, hoy son chalets y adosados», expresó en el pregón, y añadió que esa huerta inicial ha quedado en «una poesía de nostalgias, en una vieja fotografía amarillenta con el paso de los años, la postal coloreada a mano o el recuerdo, cargado de tristeza, de unos hombres y mujeres que aprovechan ocasiones como esta de las fiestas de La Arboleja para mostrarle al mundo una forma de vida».