La movilización vecinal impidió ayer, una vez más, y ya van tres, que la agente judicial notificara la orden de realojo de una mujer y su novio en la vivienda de su exmarido, que éste comparte hoy día con su madre, en la pedanía de Sangonera la Verde.

Centenares de vecinos se apostaron desde primera hora de la mañana a las puertas de la vivienda que un día compartiera Antonio Vidal García, trabajador de la construcción, de 40 años, y la que ahora es su exmujer, con la que tiene dos niñas, de 9 y 4 años, con pancartas en las que se podía leer ´Estamos con Rosario (la madre de Antonio)´ y ´No hay justicia´.

Una justicia que también reclama Antonio desde que hace unos meses un juez le retirara la custodia de sus hijas, que tenía compartida con su exmujer por un acuerdo anterior, y le obligara a pasarle una pensión de 600 euros, que ha ido creciendo, en sucesivas sentencias, hasta casi los 900 euros, según contaba ayer a esta redacción el propio afectado.

«Cobro 1.200 euros y me obligan a pagar casi 900 a mi exmujer, así no sé cómo se puede vivir», señala Antonio, que, además, se ve obligado a ceder parte de la casa que compartía con la que fue su esposa y que es propiedad de su madre. «Vivíamos en una finca única con dos partes separadas. En una estábamos nosotros y, en la otra, mi madre, pero el juez me obliga a ceder ese espacio y a vivir al lado de mi exmujer y su

novio, incluso compartiendo gastos de luz y agua y un patio común», explicaba Antonio ya en el anterior intento de realojo.

Eso después de que, según Antonio, su exmujer denunciara que la había echado de casa «y que yo no me hacía cargo de las niñas», lo que motivó esta sentencia «tan injusta, cuando la que se fue de casa para vivir con otro hombre fue ella».

La presencia de los vecinos hizo que la agente judicial que debía notificar la orden de realojo optara por no acercarse a la vivienda para evitar conflictos, aunque la concentración fue de carácter pacífico. De hecho, los dos policías locales que se personaron en la zona por si se producía algún enfrentamiento no tuvieron que intervenir, según testigos presenciales.

Antonio tiene muy claro que si sigue en su casa «es porque me apoyan mis vecinos, ello son los que me mantienen así». Al menos hasta la siguiente orden judicial. De hecho, al finalizar la movilización de ayer, los vecinos se despidieron de Antonio y su familia al grito de «Hasta la próxima».

Junto a los vecinos, destacaba la presencia de medios de comunicación, atraídos por la movilización vecinal, que seguían paso a paso el desarrollo de una jornada que terminó con final feliz, al menos para Antonio y para su madre que ayer aún seguía manteniendo que «de mi casa no me muevo».

Mientras tanto, en los juzgados se mantiene otra batalla ya que ahora, tras varios meses «con las manos maniatadas por la justicia», según se lamentaba ayer, Antonio ha recurrido las decisiones judiciales que le han llevado a esta situación y confía en que el Tribunal Superior de Justicia escuche sus argumentos.