Pascual Hortelano Lucas tiene 81 años, una edad que sin embargo no le impide visitar las tierras que, con mucho sudor y no menos lágrimas, ha ido trabajando a lo largo de toda su vida. Cada día, el octogenario agricultor recorre las plantaciones que ahora regenta su hijo. En plena cosecha de melocotón, Pascual es aún capaz de enfundarse con una capaza y coger fruta.

Confiesa que es su vida, y que durante los días en los que el campo ciezano está en plena producción, no puede pasar sin ir a ver cómo va la jornada y cuántos kilos de melocotón se llevan recolectados. No es uno más de la plantilla, porque su condición de jubilado no se lo permite, pero asegura que se siente con ganas y fuerza hasta «para trabajar a destajo, como antiguamente».

Desde luego que la dedicación casi centenaria de Pascual Hortelano a su huerta está más que acreditada. No en vano, el ayuntamiento de Cieza y la Organización Agraria Coag Iniciativa Rural le hicieron entrega, en 2007, del galardón ´Toda una vida´ dedicada al campo.

El oficio de agricultor es tan abnegado que las penurias sobrepasan con creces a las grandezas, y entre las primeras, las adversidades meteorológicas son sin duda las que más daño provocan.

"Los árboles se desgarraron"

  • Por encima de todas, Hortelano recuerda la conocida ´nube de la Virgen del Carmen´. Sucedió en Cieza el 16 de julio de 1980. El cielo se cayó en forma de piedras del tamaño de un huevo de gallina, provocando una auténtica catástrofe a todos los niveles. «En el campo, los árboles se desgarraron y nos quedamos sin cosecha durante cinco años», destaca Pascual, que no olvida tampoco la fuerte helada del año 2004.

Pascual Hortelano quiere hacer un llamamiento al ayuntamiento de Cieza para que intente diversificar la economía local. «No puede ser que en Cieza haya desaparecido prácticamente toda la industria y que la única actividad sea la agricultura. El sector ya no puede absorber más, y es, bajo mi punto de vista, lo primero que hay que solucionar».

El veterano cosechero insiste también en que las administraciones ayuden al sector. «La agricultura lo es todo, y sin ella, morimos todos», sentencia.