Las campanas de la iglesia parroquial de San José de Abanilla repicaron durante toda la mañana para anunciar un acontecimiento muy especial para todos los abanilleros. La población celebró el acto de conmemoración del 450 aniversario de la existencia de la Cofradía de la Santa Cruz -germen y antecedente histórico de la actual Hermandad de la Santa Cruz - y del 75 Aniversario de la llegada del Lignum Crucis a la comarca oriental de la Región. Además, el general de Brigada Médico, del Cuerpo Militar de Sanidad, Julio César Rivera Rocamora, entregó su fajín de General a la Sagrada Reliquia.

Cientos de devotos del Lignum Crucis acudieron hasta la iglesia de San José, entre ellos, el alcalde del municipio, Fernando Molina Parra, que estuvo acompañado de varios ediles del Consistorio. Como testigos de este acontecimiento también estuvieron el consejero de Presidencia y Empleo, José Gabriel Ruiz, y el Diputado Nacional, Arsenio Pacheco.

Como notario del acto actuó el presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, Abel Ángel Sáez. Representando a las instituciones religiosas participaron la Hermana Mayor de la Cofradía de la Vera Cruz de Caravaca, Elisa María Giménez Girón; el Presidente de la Real y Antigua Hermandad de Devotos de Santa María de la Arrixaca y Cronista Oficial de la Región de Murcia, José Antonio Melgares. También asistieron el presidente de los Caballeros de la Fuensanta, Manuel Ramón García-Garre junto al presidente del Cabildo de Cofradías de Murcia, Ramón Sánchez Parra.

La representación militar estuvo encabezada por el delegado de Defensa, el Capitán de Navío, Juan Manuel Bayo. La ceremonia fue presidida por el obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes quien calificó el acontecimiento como «una celebración de gracia». En su homilía el prelado murciano destacó que «Abanilla tiene muchas razones para la esperanza, porque tiene la Santa Cruz», un símbolo del cual manifestó que se trata «del mejor signo de la grandeza del señor, lo que supuso la mejor catequesis de Jesús».

También recordó las palabras del papa Francisco de salir a la calle e ir a las periferias a predicar la palabra de Jesús: «Estamos llamados a ser mensajeros y testigos de la fe con la meta de seguir a Cristo y ser dignos de él». El obispo concluyó su homilía hablando del perdón de los cristianos.