Varios miles de personas presenciaron ayer, Viernes de Dolores, la primera de las procesiones del ciclo pasional lorquino, que presidió el Paso Azul.

La titular de la cofradía, la Virgen de los Dolores, fue portada en su trono de plata, obra de José Borrero, y escoltada por agentes del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil, con sede en Valdemoro (Madrid), y más de 200 mujeres ataviadas con la clásica mantilla española. La imagen hizo su recorrido bajo una lluvia de pétalos que caían desde los balcones.

Los actos en honor a la Virgen dieron comienzo por la mañana, con un repique de campanas y misa solemne en la iglesia de San Francisco, a la que asistieron las autoridades locales, entre ellas el alcalde, Francisco Jódar.

A las 20 horas dio comienzo la procesión en la iglesia de San Francisco para continuar por Príncipe Alfonso, Lope Gisbert, Floridablanca, avenida Juan Carlos I, Santa Paula y Príncipe Alfonso de nuevo, finalizando en la cuesta de San Francisco.

Uno de los momentos más emotivos se produjo a la salida de la imagen, que lucía su manto azul, obra del bordador lorquino Francisco Cayuela en el año 1904.

Por su parte, el Paso Blanco acompañó la procesión con la entrada triunfal de Constantino, y el Grupo Romano hizo lo propio con su estandarte, con la reproducción de la Virgen del Rosario. El resto de cofradías, excepto el Resucitado, aportaron sus respectivas representaciones.

También ayer tuvo lugar el Vía Crucis al Monte Calvario, organizado por el Paso Morado, con la subida de la imagen de la Virgen de los Dolores, de Marcos Laborda, desde la iglesia del Carmen.

Asimismo, el Paso Encarnado trasladó el Cristo de la Sangre desde la parroquia de San Cristóbal hasta la de San Diego.