Más de un millar de personas recorrieron esta mañana el camino comprendido entre la entrada a Cabo de Palos y Cala Reona, para protestar por el proyecto urbanístico aprobado recientemente por el Ayuntamiento de Cartagena, una marcha convocada por ANSE y ANECA, según informaron fuentes de la organización ecologista en un comunicado.

De este modo, los convocantes leyeron en la playa un manifiesto en el que se informaba de que el Ayuntamiento de Cartagena aprobó esta semana la recalificación de suelos en una superficie de 60 hectáreas de Cala Reona y su entorno. "Justifican la decisión en que nuestro municipio tiene buena parte de su costa protegida y tiene derecho a urbanizar este pequeño pedazo de litoral para seguir apostando por el turismo", indicaron.

"Este argumento, mirando los efectos que sobre el paisaje costero han tenido las urbanizaciones que trepan por las laderas de los acantilados asomándose al Mediterráneo o al Mar Menor, o la destrucción de la mayor parte de La Manga por la avaricia urbanística, con miles de viviendas vacías todo el año y centenares de ellas en venta, no justifica la urbanización", defendieron desde ANSE.

Asimismo, en el manifiesto se afirmó que "nuestros gobernantes presumen que la protección de nuestra costa montañosa o algunos enclaves del Mar Menor se debe a ellos, y quieren que olvidemos que fueron ellos mismos los que, no solo en la década de los 80 con el primer intento de urbanizar Calblanque, sino hace tan solo unos pocos años, impulsaron la desprotección de parte de Calblanque para facilitar su desarrollo urbanístico junto a la bahía de Portmán".

Por otro lado, acordaron decirle a la alcaldesa de Cartagena y a su gobierno municipal "que los que nos oponemos a la urbanización de Cala Reona no estamos en contra del turismo. A nosotros también nos gusta viajar y conocer otros pueblos, paisajes y culturas, y bañarnos en playas como Cala Reona. Y porque nos gusta el turismo, y lo consideramos un elemento más para el desarrollo económico de los pueblos, pensamos que la destrucción que del desarrollo urbanístico no debe llegar a la puerta de Calblanque".

Y es que, según afirmaron, "la necesidad de proteger Cala Reona contra su urbanización es, sobre todo, una cuestión de sentido común, una necesidad en un litoral mediterráneo demasiado maltratado por los humanos, una apuesta por un modelo de desarrollo que hace de la conservación de sus paisajes un atractivo turístico que genera economía, que mantiene y aumenta la calidad de vida de las personas que viven aquí e incluso de los que compraron una vivienda en sus proximidades, una deuda de respeto hacia la naturaleza y sus habitantes".